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Casi todas las acepciones de 'chingada/do' en el Diccionario de la Academia reflejan intenciones malsonantes, aunque 'chingar(se)', derivado del vocablo caló para 'pelear', tiene inesperadamente muchos sentidos que no lo son, desde 'importunar' hasta 'emborracharse' o 'frustrarse'. En México hay numerosas expresiones coloquiales ... derivadas metafóricamente para indicar fastidio o destrucción. Así, 'ir a la chingada' es marcharse a disgusto, e 'irse a la chingada' algo es romperse ese algo.
El rancho que el nuevo presidente de México, el progresista Andrés Manuel López Obrador, posee por herencia en Palenque (Chiapas) y donde recibió al de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, se llama precisamente 'La Chingada' y por tanto encierra un potencial lingüístico peligroso. El propio Obrador aclara en YouTube que es su homenaje al general zapatista Genovevo de la O, que en su tiempo revolucionario llamaba así a su rancho y, cuando le preguntaban «¿A dónde va usted, don Genovevo?», él respondía «Me voy a La Chingada», lo que, como las mayúsculas no suenan distinto de las minúsculas, se oía igualmente como «me voy a la chingada».
De La Chingada de AMLO han salido grandes ideas para Cantabria. Vamos a ser socios de México en la promoción mundial de la hispanidad («construir una nueva hispanidad», he leído emocionado) al celebrar el medio milenio de la conquista por Hernán Cortés. Va a venir Jeremy Corbin, el líder laborista inglés, a enseñarnos las últimas tendencias en progresismo de oposición, no sabemos si también en progresismo de gobernación, que falta haría. Y además vendrá el cantante cubano Silvio Rodríguez, por si a míster Corbin le fallan los subtítulos. Usted dirá, por incordiar, que, si no somos capaces de asociarnos con Burgos, malamente lo haremos con México DF; que la predicación de un socialista que se está yendo tan fresco de la Unión Europea puede resultar sermón complicado; o que la Nova Trova ya no es tan nova, porque Silvio tiene solo tres años menos que nuestro presidente. Pero sería usted como esos defensas centrales uruguayos que no dan respiro al pobre delantero. Sea clemente y favorezca el espectáculo.
Sería una pena fracasar en la participación cántabra en la nueva hispanidad, ya que esto de Comillas no acaba de despegar. O en las recetas del estado del bienestar, en riesgo de que la Seguridad Social pierda primero el nombre y luego el adjetivo. O en el modelo económico, porque nuestros jóvenes más preparados se están yendo a lo que no es la quinta de don Andrés Manuel, obligados por una región que no les ofrece oportunidades. Conozco a alguno que no ha esperado para construir la nueva hispanidad: ya está trabajándola allí, en México, porque es allí donde ha encontrado la colocación cualificada que aquí escasea. Ya podemos espabilar si no queremos que se nos vaya todo al rancho de don Genovevo.
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Ana del Castillo
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