Entre Altamira y Costa Quebrada

La incorporación de Costa Quebrada a la Red Mundial de Geoparques de la Unesco, con los valiosos espacios naturales que comprende, ha sido un importante paso para valorar y proteger nuestro patrimonio geológico. Son muchas las personas a quienes hay que agradecer la labor por este reconocimiento, entre ellos al más desconocido. Me refiero al fotógrafo Francisco Santamatilde (Santander, 1926-2012) que en 1973 manifestó su rechazo a un plan de urbanización de la ladera sur de Cabo Menor en Santander. Lo hizo con un escrito dirigido a la Jefatura de Costas del Norte donde calificaba de «intolerable» y «atentado contra la bellísima naturaleza, espléndida y única en grandiosidad» la pretensión de urbanizar el entorno.

Entonces Santamatilde logró reunir varias firmas, entre ellas la de Gerardo Diego, poeta que cantó a la isla de Mouro: «Adelantada tú en el mar violento/ se estrella en ti el retumbo de la ola/ que se abre y alza en férvida corola/ con raíz de galerna y de tormento».

La galerna amainaría con la extraordinaria sensibilidad de Santamatilde, autor de varias publicaciones sobre el patrimonio de Santander y de Santillana del Mar, que también alertaría del deterioro que sufrían las pinturas de Altamira al comparar una fotografía suya de 1965 con otra de 1975, y descubrir que los tonos de los bisontes y de la cierva habían perdido viveza e intensidad.

Tanto el reconocimiento de Costa Quebrada como la limitación de las visitas a Altamira para preservar sus pinturas han tenido en Santamatilde un visionario de la conservación de nuestro patrimonio artístico y natural que no debería quedarse en el olvido.