Apearse del mundo

Pero en el mundo la cosa no anda mejor. Maduro se ríe de las urnas en Venezuela, Ortega se protege en Nicaragua con acólitos enmascarados, Milei anda arrancando motosierras por Argentina y la llegada al escenario político de Donald Trump ha puesto patas arriba el orden mundial, que ya estaba bastante revuelto. El imperialismo regresa para imponer la paz en base a la rendición y al exterminio. Sin duda los bombardeos son la mejor manera de solucionar los problemas. Ucrania se rinde, cede los territorios invadidos por Rusia y aquí paz y después gloria. En Gaza la cosa es más fácil. El ejército israelí ya ha allanado el terreno. Después de echar a los palestinos que no se han podido matar, pronto se sortearán viviendas de nueva construcción entre los colonos judíos que vivirán en una nueva costa dorada del Mediterráneo.

El orden mundial se juega en una partida macabra. Ucrania para Rusia, Gaza para Israel, Groenlandia para Estados Unidos, Taiwán para China y Ceuta y Melilla para Marruecos. Europa se queda sola achicando cayucos, defendiendo su agonizante estado de bienestar agravado con la necesidad de incrementar el gasto militar. Porque, no nos engañemos, en el mundo real no gana la justicia, ganan el poder y la fuerza.

Que paren el mundo, que yo me bajo, parece que nos está diciendo estos días el Papa Francisco. Ya nadie hace caso a los santos. Recemos por él y por el mundo.