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Nunca me había preocupado de las risas que acompañan a algunos programas televisivos. Hasta llegué a considerarlas normales. Imaginaba a un público que se divertía. ... Hasta que hace años asistí a un programa en directo y descubrí que aquellas risas en realidad eran falsas, provocadas por un animador que se encargaba de indicarnos cuándo había que aplaudir, vitorear, lamentar o reír.

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