Secciones
Servicios
Destacamos
Alma y esencia de La Albericia. Eso fue fundamentalmente Santi en el racinguismo. Cuando su labor deportiva se desgastó en el campo tras una carrera de hombre de equipo y jugador intachable, se quitó su camiseta para proponerse que la vistieran muchos más jóvenes. Sus ... músculos y sus carreras se relajaron. Ya no perseguiría el balón para recuperarlo y dárselo a un compañero mejor situado. Desde entonces se dispuso a destinar su esfuerzo a otro cometido, acaso no tan visible y espectacular, pero sin duda tan venerable y gratificante como el del gol más extraordinario: proporcionar a los futbolistas el combustible para ser incansables, un combustible que se llama amor al Racing. Prefirió que su labor se desarrollara entre los jugadores con más capacidad para absorber el aprendizaje y prefirió rodearse de alevines, infantiles, cadetes y juveniles. No solo les enseñó técnica y táctica. Desde el cuchitril de despacho que entonces tenía, con carencia de medios y a veces con los faros de los coches para alumbrar los entrenamientos, su vocación didáctica, aunque no fuera profesional, fue engrandeciendo las primitivas Instalaciones de la Albericia, la cantera de sus jugadores y al propio club.Una de sus iniciativas fue la de invitar a los chavales a escribir lo que para ellos era el Racing y a plasmar con sus dibujos ese sentimiento que algunos no sabían expresar con palabras. No lo hacía con el ánimo de organizar concursos, como en estas fechas ha convocado la Fundación Racing, sino con el propósito de que los pequeños rebuscaran en su interior lo que para ellos significaba jugar en el Racing, vestirse con su camiseta y salir a derrochar su alegría y vitalidad para compartirla con sus compañeros. Leer aquellos escritos realimentaba la energía de Santi. Quizás por ello tenía aquel cuartucho, que era su refugio en La Albericia, empapelado con los escritos y los dibujos de aquellos jóvenes racinguistas. En aquel cuartucho estaba la esencia de Santi, lo que realmente constituía su naturaleza y lo permanente e invariable de su personalidad. En aquel cuartucho se encontraba el extracto aromático y concentrado del amor por el Racing y el deseo de propagarlo junto a la defensa de los valores deportivos que el club podía ofrecer a la juventud. Que uno de los campos de La Albericia lleve su nombre ayudará a muchos a identificar que en estas instalaciones vivió el primer entrenador de sentimientos del Real Racing Club que se llamó Santi Gutiérrez Calle.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.