La fuerza del toro

Ese toro (enamorado de la Luna) se ha convertido en parte de nuestro paisaje y se ha transformado en un patrimonio visual para representar al animal más hermoso y temible del planeta. Su cabeza armada sobre su poderoso cuello parece invencible durante la embestida. Por eso es admirable la valentía de quien se enfrenta al impacto de tanta fuerza con la habilidad y la astucia de un simple capote, y por eso el toro merece ser el símbolo de la victoria frente a la bravura salvaje.

El toro de lidia es el icono de la identidad cultural de España, pero hay identidades que siguen marcadas por el salvajismo del odio y la destrucción. El toro de Osborne de Tudela, único existente en Navarra, ha sufrido un nuevo ataque vandálico del progresismo abertzale para menospreciar cualquier cosa que huela a España, y lo han derribado con un extraño triunfalismo y declaraciones disonantes: «Seguiremos proclamando el País Vasco antifascista en toda su extensión», se han atrevido a manifestar estos aprendices de terroristas que olvidan que los toros son la esencia de la fiesta por excelencia en Pamplona, y que esa silueta, y lo que representa, volverá a levantarse en el mismo lugar con más lustre, brillo y solemnidad, porque es mucho más poderoso que cualquier fascismo abertzale que quiera destruirlo. No saben de la fuerza del toro.