La furia racinguista de Tuto Sañudo
Mi saque de esquina ·
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Todo surgió en una jugada de aquel partido. La recién creada selección española se enfrentaba a Suecia en plenos Juegos Olímpicos de 1920, y cuando el jugador Sabino Bilbao se disponía a sacar una falta, su compañero, José María Belauste, entró en el área y ... gritó la frase que marcaría la principal característica del fútbol español: «¡Sabino, a mí el pelotón, que los arrollo!». Y el balón (el pelotón) se elevó hacia el barullo de jugadores mientras el salto y la corpulencia de Belauste le permitió conectar un cabezazo con el que el balón y varios suecos rodaron dentro de la portería. La selección española ganó el partido (2-1) y la furia fue referencia futbolística de España durante muchos años.
En la temporada 1978-79 aquella furia deportiva entró en el Racing concentrada en las entrañas de Juan Antonio Sañudo Herrero. Tres semanas después de su debut, el Racing disputaba su partido liguero contra el Barcelona en los Campos de Sport. En el minuto 13, Rojo II se disponía a lanzar un saque de esquina. Nadie recuerda si Tuto dijo algo como «¡José Ángel, a mí el pelotón, que los arrollo!», pero si no lo dijo, sí que lo pensó. Y el balón (el pelotón) se elevó hacia el barullo de jugadores mientras el salto y el arrojo de Tuto le permitió conectar un cabezazo para batir al guardameta rival. El Racing ganó aquel partido (2-1), con los dos goles anotados por Sañudo, y la furia se convirtió en su referencia futbolística.
Entre el ordeño de vacas y el manejo del pico y la pala en Cabañas de Virtus, donde trabajaba como peón, a Tuto Sañudo no le pasaba por la imaginación lo de ser futbolista. Había dejado los estudios con 14 años ante la necesidad de ayudar a sus padres, ganaderos, y además de robar manzanas en el huerto del vecino, se divertía jugando de portero en su pueblo y más tarde acudiendo a San Vicente de la Barquera para jugar en el C. D. Barquereño. El Racing le incorporó a la plantilla del Rayo Cantabria en la temporada 1978-79 y el 7 de enero de 1979, aquel chaval de Serdio debutó como racinguista y en Primera División en un partido contra el Valencia en los Campos de Sport. Aquel día, el Racing ganó 3-1 gracias a Damas, Díaz, Madariaga, Sañudo, Preciado, Geñupi, Macizo, Rojo II, Marcos, Giménez y Quique. Luego vinieron los dos goles contra el Barcelona que le arraigaron en el corazón del racinguismo para siempre, incluso cuando su furia resultaba perjudicial para el equipo.
La victoria ante el Barcelona no impidió que el Racing bajara a Segunda División. Y en la siguiente temporada, la furia comenzó a hacer estragos. El equipo se deslizaba peligrosamente en la zona de descenso y recibió en El Sardinero la visita del Castilla, entonces líder de la categoría. Ganar era vital, y gracias a dos goles de Pachín el partido se encauzó de forma positiva para el Racing. Pero después del segundo gol, en el minuto 9 de la segunda parte, el castillista García Castro cayó al suelo quejándose de un golpe de Sañudo. El árbitro no lo vio, pero consultó con un juez de línea y expulsó al defensa racinguista. Sañudo estalló porque su contacto no fue más que un empujón, y sus compañeros tuvieron que sacarle del campo ante su nerviosismo y negativa a abandonarlo. La expulsión fue una herida para el equipo que se vio acosado por el filial del Real Madrid hasta el final del encuentro. Pero el Racing ganó (2-0) y el club se mantuvo en Segunda División.
Años más tarde, en la temporada 1982-83, se repetiría la historia con un Sañudo desencajado. El Racing, de nuevo en Primera, llegó al último partido de Liga en una situación muy delicada. Había cinco equipos que luchaban por dos puestos de salvación, entre ellos el Racing, que jugaba contra el Atlético de Madrid. Los cántabros marcaron primero por medio de un penalti de Cidón y tejieron una sólida defensa sostenida por Tuto, que tenía atado en corto a Hugo Sánchez. En una de las jugadas, el delantero mexicano del Atlético de Madrid, desquiciado, intentó dar un puñetazo al jugador del Racing que estuvo muy atento para esquivar el golpe. Tuto fue a quejarse al juez de línea haciendo el mismo movimiento con el brazo para mostrar el intento de agresión, y el colegiado mostró tarjetas amarillas a ambos jugadores, expulsando a Tuto que vio la segunda cartulina. Sañudo perdió los estribos y comenzó a perseguir a Hugo Sánchez. Nuevamente hubo que ayudar a salir del campo al bravo jugador. Sin la defensa de Tuto, el Racing perdió el partido (3-1) y bajó a Segunda División.
Años después, Tuto Sañudo triunfó en el Oviedo (1987-92), contribuyendo a que los asturianos jugaran la UEFA. Se retiró en su Racing en 1993, tras el ascenso a Primera. Jugaría en total 344 partidos con el club cántabro llenos de una furia deportiva que a veces ofuscó la mente, pero siempre haciendo trasparente su apasionado corazón de racinguista.
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