La ilusión de los cromos

Y aquí estoy, pegando cromos de futbolistas como un poseso. Ya he hecho la lista para ir borrando los números y he localizado a varios colegas con el mismo vicio de coleccionista. Dicen que es por los hijos, pero yo sé que es muy fácil dejarse llevar por el placer de recordar nuestra infancia juntando un montón de repes y acudir bien provistos a la Plaza de Pombo para cambiarlos. Muchos carrozas nos vamos a convocar allí para la ceremonia del «lo tengo, no lo tengo», pero con algún niño para disimular.

Es curioso que esa plazuela, donde unos chavales tuvieron la idea de crear el Racing, también sea el santuario de los coleccionistas de cromos. Ya tenemos en la plaza el busto de Pancho Cossío, que además de célebre pintor fue fundador y primer tesorero del Racing. Ahora falta que le hagamos algún homenaje a Benito, Giuseppe, Umberto y Franco, los hermanos Panini, a quienes en 1961 se les ocurrió meter los cromos de futbolistas en un sobre para coleccionarlos y dosificar así las emociones descubriendo al abrirlos las estampillas. Lo cierto es que el Racing y los Panini, desde la Plaza de Pombo, han venido ilusionando a varias generaciones de cántabros, y estos días nos han renovado esa ilusión que dicen que nos persigue, también pegando cromos como niños que en el fondo somos.