Instituciones colonizadas

El libro tiene un título que da pistas sobre su contenido: 'Calidad democrática. Partidos voraces, instituciones contaminadas (1978-2024)'. Se trata de analizar una colonización partidista que se ha extendido por medio del parentesco, el padrinazgo, el agradecimiento y el aseguramiento de una fidelidad total que pocas veces busca el interés común. Y este proceso de deterioro lo han llevado a cabo, sobre todo, los dos grandes partidos políticos que, con igual desfachatez, censuran a sus oponentes por recurrir a los mismos métodos que ellos practican cuando están en el poder.

López-Medel se detiene en su análisis en las más delicadas instituciones democráticas: el Tribunal Constitucional, el Tribunal de Cuentas, el Consejo General del Poder Judicial, el Defensor del Pueblo, el Consejo de Estado, la Agencia de Protección de Datos y el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, a lo que hubiera podido añadirse otros organismos como RTVE y el CIS de Tezanos.

Es cierto que esa colonización a base de enchufismos y nepotismo no es nada nuevo, y que esa contaminación tiene tradición de siglos con el caciquismo, pero en vez de atenuarse con las nuevas clases políticas comprobamos que crece, e incluso se hace irrespirable, con el 'frentista' Gobierno de Sánchez, que contempla no ya una colonización, sino una auténtica invasión de las instituciones.