Borrar

Será la inteligencia que se atribuye a nuestra especie, esa que nos permite planificar el futuro para adaptarlo a nuestros deseos o necesidades, la que nos convierte en obsesos de lo que va a ocurrir. Leo la información meteorológica donde me dice si mañana tengo ... que llevar paraguas, me entretengo con las tertulias donde se pronostican hechos en campos tan inciertos como la bolsa o la economía, relleno las quinielas convencido de que mi lógica será capaz de descifrar el secreto de los catorce aciertos y el pleno al quince, juego al ajedrez comiéndome el coco para adivinar cuál será el próximo movimiento de mi oponente y, en el colmo de la vocación periodística, soñamos no ya en narrar lo que ocurre, si no en contar lo que ocurrirá mañana. Hasta algunos campos de la ciencia tienen como fin conocer el futuro, casi siempre con el ánimo de protegernos ante posibles riesgos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes La obsesión por el futuro