Contra la paz y el descanso

Todo lo disculpa el amor de un hijo. Otra cosa es cuando no es el amor, sino el odio, lo que mueve a alguien a desenterrar cadáveres y a festejar muertes. La celebración este año del 'jubileo de Franco' va a proporcionar ríos de tinta sobre la figura del dictador, no tanto sobre la conquista de las libertades que tiene otras fechas y otros protagonistas. «Algunos se han hecho antifranquistas a los 50 años de la muerte de Franco», comentan los bocadillos de una viñeta humorística. Pero tengo la sensación de que ocurre lo contrario. El Sindicato de Estudiantes de Castilla y León ha denunciado a un grupo de alumnos de un instituto de Valladolid que fueron de excursión al Valle de los Caídos. No fue porque hicieron botellón, sino porque se pusieron a cantar el 'Cara al Sol'. Pedro Sánchez ya nos alertó en el inicio del jubileo que hay que estar alerta con el fascismo. Y tiene razón. Es la visión que le sobreviene al presidente de tanto mirarse al espejo. Yo prefiero admirar los santos huevos de María Corina Machado en Venezuela. Eso sí que es luchar contra la dictadura con un par, no desenterrando cadáveres.

Por cierto. A Rafael, el de Avilés, todo le salió mal. La Policía devolvió el cadáver de su madre al cementerio, pero horas después una orden judicial (malditos jueces) obligó a una segunda extracción del cuerpo para investigar si hubo algún cambio durante la estancia en el domicilio del hijo. Casi más doloroso que la muerte es que no se pueda descansar en paz ni en el 'corral de los muertos'.