Una plaza y un parque

Entre un montón de autoridades políticas, culturales, académicas, religiosas y militares, fue la alcaldesa de Santander, Gema Igual, la que se lució con su discurso, aunque, todo hay que decirlo, la estrella fue el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que levantaba victorioso las manos saludando a un grupo de turistas que le pedía insistentemente una foto.

El entorno del Centro Botín, con permiso de los monumentos a José María de Pereda y a Concha Espina (esperemos que este último se reponga pronto) acrecienta el territorio Botín y no me extraña que la alcaldesa esté contenta con vecinos que tanto enriquecen el patrimonio urbano y la oferta cultural que se culminará con el proyecto Faro Santander.

El cuidado y mimo de esta privilegiada zona de Santander contrasta con otra que ha indignado a mi amiga Marisa. Se trata del abandono que sufre el Parque de Las Llamas, un ejemplo de parque atlántico que aprovechó la vaguada natural que ahora va camino de convertirse en una escenificación de la vergüenza municipal. Las pasarelas que recorre el lago artificial continúan cerradas y el lamentable estado del edificio de los baños, baños que por cierto también se encuentran cerrados, suelen 'adornarse' en su entrada con excrementos que no sé si expresan incontinencia o protesta malintencionada. Hace meses que se denunció el deterioro, pero a pesar de que son muchos los niños que frecuentan el parque, no se pone remedio. Habrá que recurrir a la familia Botín.