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Qué bonito es escribir cartas pidiendo regalos, soñar en recibirlos, esperar nerviosos e ilusionados la llegada de los magos y despertar todas las mañanas, siempre muy temprano, entre la impaciencia por desenvolver paquetes y el estallido de emociones en los hogares con niños. Es la ... tradición que nos tiene atrapados con los recuerdos más felices de nuestra infancia, la que queremos repetir con nuestros hijos y la que estamos dispuestos a defender cueste lo que cueste, por muy republicano y ateo que uno sea. En ese defender a ultranza la tradición de los Reyes Magos tienen su mérito todas las asociaciones que impulsan el gran aperitivo de la fiesta: las cabalgatas. La de Santander viene cumpliendo este cometido desde 1953, cuando el locutor cántabro Arturo Moreno (Premio Ondas en 1960) y el fotógrafo Joaquín Arauna organizaron una colecta de regalos para los niños enfermos del Sanatorio de Santa Clotilde. Al año siguiente fueron los Reyes Magos quienes se encargaron de entregar los juguetes personalmente, y hasta ahora. Las cosas han cambiado mucho en las últimas décadas. Los magos tienen cada vez más problemas para llevar a cabo su misión. Siempre han lidiado con la climatología, pero la ilusión de los niños es como la afición racinguista. Allí estarán 'aunque llueva o sople sur'. Incluso si les dejan tirados los trenes de cercanías, como el domingo les pasó en Unquera.

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eldiariomontanes El regalo de Reyes