Salvar la memoria urbana

El destino de nuestro progreso, el que defienden los políticos y cambia la fisonomía de nuestro entorno, no está para batallitas. Preferimos construir rotondas, derribar edificios o levantar otros nuevos que invadan y bombardeen con cemento más territorios. No nos damos cuenta de que detrás de cada transformación se esconde la muerte de un recuerdo, como si la ciudad también avanzara en un alzhéimer que nos amenaza a todos.

Menos mal que hay alguien que es capaz de luchar por la supervivencia de nuestra memoria colectiva. El viernes pasado, la Asociación de Peñas Racinguistas (APR) levantó en la prolongación del Parque de Mesones una exposición permanente que explica lo que muchos jóvenes y menos jóvenes desconocen, que allí, en esa explanada de hierba, se encontraban los antiguos Campos de Sport.

Hubo un arquitecto, Clemente Lomba, que nos dejó una huella para recordar aquel uso deportivo instalando un córner de mármol en el lugar exacto donde se encontraba el auténtico, pero sin datos para interpretar aquel detalle nemotécnico que fue camuflándose rodeado de arbustos.

El proyecto Racing Memoria de la APR se ha levantado sobre ocho paneles para dar vida a aquel campo de fútbol, propiedad del Racing, y que tanto significó para varias generaciones de santanderinos. Fue el legado que el club dejó a la ciudad como zona verde de incalculable valor. El proyecto también incluyó la réplica de una camiseta racinguista histórica, la primera que un equipo vistió con publicidad en España en 1981. El importe de sus ventas se ha donado a la Asociación de Familiares de Alzhéimer de Cantabria. Todo un símbolo para luchar contra una enfermedad que también afecta a las neuronas de Santander.