El sofá

No he conocido casas sin sofá. Nos han acompañado desde el Antiguo Egipto, aunque como privilegio y ostentación de faraones. Luego fueron los romanos los que lo introdujeron en los hogares patricios para descansar, y con el paso del tiempo ampliaron su función a la decoración de los más ricos con tapizados de cuero y terciopelo. La Revolución Industrial los popularizó y hoy constituyen una parte imprescindible de nuestros hogares. En ellos se descansa, se lee, se come, se bebe, se dialoga, se duerme, se hace el amor y, sobre todo, se ve mucha, mucha televisión.

Sin embargo, despegarse de la irresistible atracción del sofá es uno de los consejos que Pedro Luis Alonso nos propone en su libro 'El deporte te dará la vida', una publicación que resume las «herramientas mentales» para hacer deporte de una manera intensa, sin importar la edad. El libro se basa en la experiencia del autor, un deportista cántabro injustamente poco reconocido que ha sido campeón del mundo máster +40 de varias modalidades de salvamento y socorrismo. «El sofá es el mayor creador de vagos, pesimistas, perdedores y depresivos del mundo», afirma Alonso que propone aplicar la norma de no más de dos horas de sofá a la semana.

Acaso Pedro Luis tenga razón, pero que conste que he disfrutado de la lectura de su libro, embriagado de sus palabras esenciales (voluntad, ilusión, esfuerzo y constancia), precisamente sentado en mi viejo sofá y admirando lo bella que es la teoría. A ver ahora cómo me levanto.