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La localidad de Reading se ubica en Gran Bretaña, a poco más de una hora en coche del centro de Londres. No es una urbe ... de importancia, pero a los letraheridos les recuerda siempre la prisión en la que estuvo encarcelado Oscar Wilde, tras ser condenado por homosexual, en el escándalo con el hijo del marqués de Queensberry. En esa prisión, Wilde escribió una obra especialmente significativa: 'De profundis' y también la más conocida 'Balada de la cárcel de Reading'. En el presente, en Reading está la sede del Centro Europeo de Previsión Meteorológica a Plazo Medio, un organismo en el que participan más de veinte países y que, además de predecir el tiempo a largo plazo, realiza importantes investigaciones sobre el cambio climático.
La salida de Gran Bretaña de la UE ha determinado que ese organismo debe trasladarse a otra ubicación, en un país de la Unión Europea y ha sido España el elegido, tras el complicado, y en ocasiones proceloso, intercambio de acuerdos y prebendas en los despachos de Bruselas. A partir de esa decisión, es España la nación que decide que localidad será la que albergue el conglomerado de meteorólogos y científicos, que ahora tienen el puesto de trabajo en Reading.
En noviembre del año pasado, Cantabria propuso que fuera la villa de Comillas la futura sede de ese organismo y presentó la candidatura, con elementos de juicio muy sólidos. Comillas dispone de varios edificios de la antigua Universidad Pontificia que pueden ser rehabilitados para albergar a los funcionarios e investigadores de ese organismo europeo. Por otra parte, Comillas podría recibir un fuerte impulso socio-económico y compensar, de esa manera, el fracaso del Centro Internacional de Estudios Superiores del Español (CIESE), el viejo «proyecto del siglo» que ha devenido un apéndice de la UC, con apenas impacto en la villa de los arzobispos.
Cantabria llamó otra vez a la puerta del Gobierno de España para reclamar una pequeña parte del pastel que se reparten Cataluña y País Vasco, socapa de profundizar en su ánimo de abandonar España, para que las regiones más favorecidas históricamente no tengan que compartir su riqueza con las menos agraciadas. Y el desencanto, una vez más, llegó la semana pasada cuando, de manera sorpresiva, el gobierno de España hizo público su deseo y su informe para que fuera Barcelona la ciudad en la que se instalará es nuevo organismo europeo. No por casualidad, la elección de Barcelona para esa sede europea, coincidió con la negociación del Gobierno de España con los independentistas catalanes para recuperar el bloque de la investidura.
La noticia llegó a Cantabria de inmediato, pero apenas si ha tenido repercusión. Tal parece que en nuestra tierra estemos ya acostumbrados a estos desaires. Conviene recordar que aun estamos esperando el inicio de proyectos, unánimemente considerados esenciales, como el puerto seco de La Pasiega, la continuidad del tren de alta velocidad hasta Reinosa, la autovía Aguilar de Campoo-Burgos, el tercer carril en la A-8 desde Castro Urdiales a Bilbao, etc.
Sorprende que este nuevo plantón a las aspiraciones de nuestra comunidad se haya recibido en silencio. Ni siquiera los ediles de Comillas han convocado un pleno municipal para elevar sus voces de protesta. Un silencio que indica que la sociedad civil en Cantabria se encuentra en estado de coma. Y ahora, cuando los daños causados por el Covid-19 se evidencian, es cuando debemos recordar que cada pueblo tiene lo que se merece y logra las metas cuando trabaja para alcanzarlas.
Comillas es una villa cántabra singular. Un pueblo pequeño pero cuajado de arte y con una historia más que atractiva. En el municipio convive la población autóctona, dedicada antes a la caza de ballenas, luego a la agricultura y pesca y ahora al turismo, con un grupo importante de profesionales y empresarios que tienen en la villa su segunda residencia. Ese grupo de comillanos aportan sus impuestos y, durante unos cuantos meses del año, su consumo sostiene diferentes negocios con sus correspondientes puestos de trabajo. Recientemente uno de esos profesionales con larga y brillante trayectoria, Antonio Eraso, presentó en el Ayuntamiento el proyecto de abrir una cuenta corriente -que el inició con su donativo- en la que esos comillanos, que tienen su residencia habitual en Madrid, Barcelona, Bilbao... aportaran dinero para ayudar a las familias más necesitadas. La iniciativa ha sido un éxito y esas donaciones están siendo gestionadas por el Ayuntamiento. Sobre ese ejemplo de aunar esfuerzos, Comillas tiene un potencial humano importante que únicamente necesita de personas, como ha sido el caso de Antonio Eraso, que ejerzan el papel de catalizadores sociales. La villa de los arzobispos es una de las joyas turísticas y culturales de la costa oeste de Cantabria, la que menos ha recibido el turismo masivo que, por cercanía al País Vasco, ha colmatado Castro Urdiales, Laredo, Santoña, Noja, Isla... Comillas ha perdido la oportunidad de recibir la sede del Centro Europeo de Previsión Meteorológica a Plazo Medio, pero aun está a tiempo de activar algunos proyectos que con más realismo, ambición recortada y con el apoyo de todos los que sienten la villa como suya, se hagan realidad.
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