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Habiendo cumplido meses atrás con el deber cívico de ofrecer una interpretación de la autonomía de Cantabria en su 40º aniversario, deseo cumplir hoy la misma tarea respecto del 90 cumpleaños de la UIMP.
Tanto la Universidad Internacional de Verano de Santander (UIVS) como la ... Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) han desempeñado en La Magdalena, de 1932 a 1975, una misma doble función política para los respectivos regímenes: primero, tapar el espacio de la Monarquía borbónica con la alta cultura y la publicidad gubernamental; segundo, transmitir al exterior una imagen intelectual positiva de la situación española. Esto en la etapa de la Segunda República es más visible: exiliado Alfonso XIII, se ocupa La Magdalena y se crea un nuevo ente cultural español en el lugar del veraneo regio. Desde entonces, la UIVS empieza a ocupar la función alfonsina en la categoría veraniega (turística, pero también política) de Santander. Azaña no llegó a consumar su proyectada residencia presidencial vacacional junto a Piquío; estalló la guerra.
Menos perceptible es el hecho de que, correspondiendo La Magdalena al nominalmente príncipe heredero, Don Juan de Borbón, su retorno representaba una gran complicación para Franco. Don Juan suponía varios peligros: la aspiración a una inmediata Restauración, en la que el papel de Franco, otros generales y las jerarquías tradicionalistas y falangistas no quedaba claro (podían acabar ellos mismos en el exilio, como Sanjurjo o Miguel Primo de Rivera); la reintroducción de veleidades liberales y de contemporización con los vencidos (y perseguidos). A medida que pasaron los años de posguerra y ciertos círculos monárquicos empezaron a removerse, y algunos personajes del exilio a intentar formar coaliciones antifranquistas incluyendo a los elementos monárquicos liberales (el barceniego Araquistáin era uno de los proclives a ello, tras haber predicado años atrás la dictadura proletaria), la amenaza de Don Juan para el régimen era aún mayor. Por tanto, inviable su retorno a La Magdalena y que esta se convirtiera en un centro de peregrinación contra el franquismo.
Al mismo tiempo, el régimen necesitaba, tras la victoria de los aliados en 1945, transmitir una imagen menos silvestre y totalitaria que la ofrecida en sus años de amistad con Hitler y Mussolini. La articulación de una universidad internacional de verano y la mediatización de la figura de Menéndez Pelayo (un erudito fallecido antes de que Alfonso XIII empezase a veranear en La Magdalena) sirvieron como tiro único para dos pájaros: impedir que la legitimidad dinástica asomara y proporcionar un escenario de prestigio académico a la España franquista. Cuando en 1947 España deja de ser un vago 'Estado Nacional' (sucesor de la derrotada República) y se transforma en 'Reino' de nuevo (pero con Franco de jefe de Estado vitalicio, aunque no monarca), el riesgo se incrementó: si ya existe un reino, solo falta el rey. Y la reinstalación de Don Juan en La Magdalena hubiera sido el Estoril del Cantábrico.
Esto significó que, no viniendo Don Juan a Santander, tampoco su hijo, el denominado 'Príncipe de España' (que no oficialmente 'de Asturias'), Juan Carlos, frecuentó la ciudad. Así pues, en tan largo periodo la universidad internacional, además de sus logros culturales y educativos, ejerció como goma de borrar el recuerdo de los Borbones de la Restauración.
Pero con ellos Santander se había llegado a convertir en una ciudad importante en España, capital veraniega de la nación. Al irse el rey y no reintegrarse su hijo, ese atractivo se perdió y la ciudad bajó de categoría política. Quedaba, sí, la categoría de las ciencias y las artes, que, en muchos aspectos, resulta superior y más perdurable. Pero había que trabajarla. La democracia lo habilitó extraordinariamente desde 1977.
Creo expresar la sensación de bastantes cántabros al decir que la UIMP se considera muy valiosa, pero tendente a una irregular trayectoria. Hubo importantes polémicas, en la época del rector de la Universidad de Santander (hoy UC) José Miguel Ortiz Melón, sobre la aparente pretensión del Gobierno central de desarraigar la UIMP, centrando en Madrid la operativa y multiplicando sedes por la geografía española. Esa herida no se ha curado nunca.
Nuestra monarquía funcional es desde 1932 lo universitario. Afortunadamente, está creciendo con el programa de museos santanderinos públicos y privados, que nos puede llevar a una 'doble corona'. Lamentemos el fallecimiento del exministro José Guirao, un hombre que supo valorar el Archivo Lafuente más que la mayoría de los cántabros y que sus propios adláteres en lo político. Anotemos, pues, quién es ahora nuestra real 'familia real' y seamos monárquicos consecuentes de lo universitario y lo artístico.
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