Recortar cuando hay que gastar
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La buena política macroeconómica es aquella en la que el Gobierno hace un esfuerzo en tiempos difíciles, para que los ciudadanos sufran menos y no se rompan algunos jarrones de la dinastía Ming, que no se podrían recomponer. El Gobierno incurre en déficit para que ... no quiebren hogares y negocios. A la inversa, cuando se acumulan años muy buenos, el Gobierno se modera, amortiza deuda y genera un espacio de maniobra para aguantar la siguiente crisis.
Pues bien, siendo tan malos para la gente, por motivos pandémicos y derivados, los ejercicios de 2020 y de 2021, resulta que el Gobierno cántabro concluyó ambos años presupuestarios con superávit, según nos acaba de notificar la ministra de Hacienda. En 2020 a la institución autonómica le sobraron 70 millones de euros; en 2021, fueron 128 millones, el tercer porcentaje más alto por regiones. En el bienio, pues, 198 «kilos». Nuestra mala gestión presupuestaria es un luchador de sumo.
Tener superávit cuando se puede y debe incurrir en déficit es recortar, rebanar y guillotinar el gasto público debido a las personas. El dimisionario consejero de Sanidad se ha ido quejándose de infrafinanciación del SCS. Es claro que le podrían haber dado 128 millones más y el Gobierno hubiese quedado, aun así, en déficit cero.
Luego, está el reclamar inversiones a los demás cuando tú no cumples las tuyas. No se puede tampoco presentar uno a la financiación autonómica con superávit sistemático. ¿Para qué pedir más dinero, si nos sobra? La falta de dirección de la política económica es incontrovertible. Como no creo en la perfidia, solo queda la anarquía. Y gorda, diría alguno de nuestros 38.000 desempleados, que con ese superávit podrían hacer recibido en 2021, sin desequilibrar nada, un cheque-covid de 3.000 euros para pasar el mal trago. O se podrían haber concedido más y mejores becas. O... Euros que hubieran circulado de inmediato en el comercio, pues quien tiene poco lo gasta todo. Y como dice el Nobel Krugman, «tu gasto es mi ingreso». Cuando el Gobierno no gasta lo que debe, la ciudadanía tampoco ingresa lo que necesita. Es lo que hay.
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