El reino del revés

Según esos cambios podremos negarnos a ser identificados ante la autoridad con bastante tranquilidad, porque sólo estaremos un par de horas en comisaría. Si hay lío en la dependencia policial, generalmente con pocos recursos y personal, y se pasa del tiempo, el anónimo puede reclamar daños con el cachondeo de que la Policía tendrá que llevarle al lugar de detención, haciendo de taxista de posibles delincuentes. Ya veo a Manu Andoni, de la Federación de Taxi, protestando por el intrusismo.

También es muy bueno lo de las multas en función de la capacidad económica del infractor, así que algunos podrán saltarse las normas a precio de ganga. Otra de las novedades es reducir los medios para disuadir revueltas callejeras, no se vaya a hacer daño a los manifestantes que lanzan adoquines o cócteles molotov y destrozan vehículos y escaparates como expresión libre de sus ideas. En vez de pelotas de goma se podrá cargar con mazapanes y turrón (del blando, naturalmente). Además, se evapora la veracidad policial equiparándola a la versión de los revoltosos.

Me da que alguien está allanando un campo de batalla para que la Policía tenga las manos atadas. Pura estrategia del reino del revés, donde «un ladrón es vigilante y otro es juez» y «dos y dos son tres».