Reivindicando el valor de la labor docente

El Foro de Educación Cantabria quiere llamar la atención acerca del poco interés que ello parece suscitar; de lo poco que se habla en la sociedad de Cantabria, en serio y en profundidad, de lo que supone e implica esta nueva ley, más allá del ruido producido por las distorsiones ideológicas y políticas o por determinados intereses empresariales.

Y, sin embargo, es una ley con importantísimas aportaciones para la renovación del sistema educativo que, en su conjunto, debe orientarse decididamente al éxito educativo de todo el alumnado ofreciendo una educación de mayor calidad y equidad, binomio que contribuye a construir una sociedad más justa y libre. Renovación que debe orientarse también a una educación que haga efectiva la igualdad entre mujeres y hombres, y al respeto a la diversidad afectivo-sexual.

Esta nueva ley apuesta, igualmente, por el desarrollo sostenible de acuerdo a la Agenda 2030 e incorpora aquellas competencias que necesitan las personas para vivir una vida plena, adoptar decisiones fundamentales y asumir un papel activo para afrontar los problemas comunes a toda la ciudadanía del mundo.

Por ello, la Lomloe plantea retos y exigencias para la organización y funcionamiento de los centros educativos, que tendrán que gestionar con gran responsabilidad el incremento de la autonomía que les otorga; para mejorar sustancialmente la coordinación de los equipos docentes; para que se haga efectiva una mayor y mejor inclusión de todo el alumnado, especialmente del más desfavorecido. La propia ley, al hablar de estos aspectos, menciona los principios en los que se basa; los del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA), especialmente en la educación básica.

Se trata de una ley que exige un cambio profundo en la forma de enseñar y de aprender; introduciendo una reforma importante en el fondo de lo que se enseña y de lo que se pretende que el alumnado aprenda. Todo ello a través de un currículum que avanza en su base competencial; de propuestas pedagógicas que exigen otra forma de llevar a cabo los procesos de enseñanza-aprendizaje, tales como la agrupación de materias en ámbitos de conocimiento; de una mirada diferente a la evaluación, más cualitativa y más profunda; de cambios metodológicos que deben también profundizar en otorgar un papel más relevante a la actividad del alumnado.

Es una ley que rescata afortunadamente el carácter, perdido con la Lomce, de la educación infantil como etapa educativa con identidad propia, redefiniendo sus objetivos e incluyendo la progresiva creación de plazas públicas en el tramo de educación infantil 0-3 años.

Muchos son, pues, los aspectos positivos y renovadores que podríamos enumerar de la Lomloe. Pero también hay algunos aspectos negativos que la pueden lastrar. Concretamente queremos hacer referencia a dos.

Uno es la prisa, rayana en precipitación, para su puesta en marcha por parte del Ministerio de Educación y de las administraciones educativas autonómicas. El otro es la falta de debate y consenso, causa principal de que aparezcan el ruido, las distorsiones y los espurios intereses aludidos; y que provoca también una falta de estabilidad, que incide negativamente en la formación de nuestro alumnado.

Junto a lo anterior, está quedando al descubierto un problema fundamental; la falta de una apuesta más explícita por la labor docente. Esta nueva ley requiere para su éxito, como se ha dicho, una transformación en la forma de concebir los procesos de enseñanza-aprendizaje, la evaluación, la organización de los contextos escolares, etc. Para todo ello, no hay duda de que resulta esencial el papel de la labor docente, acorde a las exigencias que se plantean.

Es indispensable la implantación de un modelo pedagógico y una cultura profesional docente que permitan potenciar el valor de la docencia y la confianza social en el profesorado.

Desde el Foro de Educación Cantabria, queremos señalar que un sistema educativo de éxito es aquel que reconoce el valor tanto de la profesionalidad docente como de la institución educativa; el valor social de la escuela.

Todo ello requiere que la administración educativa apueste en primer lugar, más allá de la mera gestión, por revisar para fortalecer la formación inicial y continua del profesorado, esta última algo debilitada institucionalmente en los últimos tiempos. En segundo lugar, propiciando liderazgos compartidos y sostenibles en el conjunto de los centros educativos, que potencien el trabajo compartido en proyectos de innovación, experimentación, autoevaluación, etc. Y, en tercer lugar, debe adoptar medidas que permitan dotar al profesorado de mayor confianza en sí mismo y autoestima profesional.

Los importantes retos a los que nos enfrentamos exigen un esfuerzo especial y urgente a la administración educativa y al profesorado. En consecuencia, pedimos a la Consejería de Educación que no desaproveche esta oportunidad que brinda la aplicación de la Lomloe para implicarse, con valentía y audacia, con los centros educativos y el profesorado en las exigentes transformaciones que deben llevarse a cabo. Al profesorado, que afronte dichos retos con responsabilidad social, con autoexigencia y valentía para defender su autonomía profesional, conscientes del gran valor que su labor docente entraña. Y pedimos que, en toda esta tarea, se tenga presente el Acuerdo por la Educación en Cantabria, así como el empeño por el diálogo y el consenso con el que se llevó a cabo.

Recordamos, igualmente, a toda la comunidad educativa y al conjunto de la sociedad de Cantabria la necesidad de su claro compromiso con la importante labor y esfuerzo que todo el profesorado debe llevar a cabo.

*Foro de Educación de Cantabria: Jesús G. Barriuso, Ramón Ruiz, Juan a. sánchez y Yolanda Valle