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'Queda mucho que remar hasta las elecciones' es la frase más recurrente entre los políticos cántabros ahora que las encuestas agitan las vísperas electorales ... con su carga de euforia, alivio, resignación o desesperanza. Por las generales del 28 de abril más abiertas, controvertidas y decisivas que nunca para el futuro político de España, y también en el plano doméstico por la tendencia que marcarán en las autonómicas que llegarán cuatro semanas después, el 26 de mayo.
El sondeo de GAD3 para El Diario bendice la feliz alineación astral que el PSOE acaricia desde la convocatoria de elecciones anticipadas: la caída de Podemos le beneficia, PRC y Ciudadanos no le hacen mucho daño y el tremendo mordisco de Vox al PP remacha su triunfo. Dos diputados y tres senadores no sería la mejor cosecha de su historia, pero se acercaría bastante a las de los buenos tiempos que sólo han vivido los socialistas veteranos. El PSOE hace bien en no lanzar las campanas al vuelo para mantener la tensión, pero si esos resultados se confirman, Pablo Zuloaga se vería reforzado para liderar el relanzamiento del partido en las urnas regionales que persigue mediante una arriesgada estrategia de colisión con el socio de Gobierno y al tiempo adversario electoral, el PRC de Miguel Ángel Revilla. Ahora, ya liberado del cargo institucional de delegado del Gobierno para ser candidato autonómico, la hostilidad será todavía mayor.
Para el PP no ha sido una sorpresa su retroceso en el sondeo. La incógnita es la magnitud del bajonazo: dieciséis puntos respecto a las generales de 2016 sería una debacle. Vox avanza sobre las deserciones del PP. Dos ejemplos muy visibles: el número uno de emergencia para el Congreso, Emilio del Valle, alto cargo en los Gobiernos populares de Martínez Sieso y Diego, y el candidato autonómico, Cristóbal Palacio, que no hace tanto defendía en los medios al PP del que formaba parte y a la presidenta Buruaga. Vox anda justito de recursos para llenar sus carteles electorales, lo que no le van a faltar son votos, a juzgar por el llenazo de Santiago Abascal en el Palacio de Festivales.
El PP cree todavía que ganará la doble cita electoral en Cantabria, primero las generales y luego las autonómicas, con una candidatura renovada con fichajes de relumbrón procedentes de la sociedad civil como el presidente de la CEOE, Lorenzo Vidal de la Peña, o el dirigente ganadero Pedro Gómez.
De cara al 28-A, el PP aspira a superar o al menos empatar con el PSOE con dos diputados en el Congreso y a ver quién se lleva tres de los cuatro senadores. Los populares redoblan los llamamientos al voto útil y es posible que el electorado conservador más práctico, o menos cabreado, asuma finalmente el planteamiento de no desperdiciar votos para desalojar a Pedro Sánchez del poder mediante una mayoría de centro-derecha comandada por Pablo Casado, pero está claro que hay otro sector irreductible, de rompe y rasga, que dará la espalda al PP para apoyar a Vox cualquiera que sean las consecuencias.
La única buena noticia para el PP es el descalabro que el sondeo asigna en las generales al PRC, que hasta ahora pasaba por ser el favorito para ganar por vez primera las autonómicas del 26 de mayo gracias a la dispersión de la derecha. Populares y socialistas pronostican desde hace semanas el tercer fiasco del regionalismo en su tercera tentativa de llegar al Congreso. Desde luego, el 7% de los votos que le otorga la encuesta es un respaldo bajísimo, el menor de los seis partidos principales. El PRC, con 100.000 votos en tres elecciones autonómicas consecutivas, casi un 30%, se niega a creer que no vaya a estar en la pelea por las aproximadamente 40.000 papeletas que costará un escaño del Congreso. El partido tendrá que poner a prueba la capacidad de movilización para abrir hueco al discurso regionalista en un debate esencialmente nacional y para confirmar la tradición de que sus resultados electorales son siempre mejores de lo que le conceden las encuestas. Si fracasa otra vez, siempre podrá decir que no es lo mismo Mazón que Revilla en el cartel electoral, pero es probable que le pase alguna factura el 26-M.
Cinco escaños en el Congreso, cuatro en el Senado, bastantes en el aire. PSOE y PP pelearán por siete u ocho plazas y los demás por el resto: Ciudadanos, al que el sondeo deja el escaño que ya tiene, pero no avala el salto adelante que pretendía. Vox, que antes de confirmar su pujanza en las urnas ya se ha contagiado de la improvisación y la división interna que dominan la vida de los partidos políticos cántabros. El tambaleante PRC, que tanto sufre en las generales. Y Podemos, que inmerso en la crisis interna ha estado desaparecido del debate político. Es probable que pierda su asiento en el Congreso y que tampoco esté presente en el próximo Parlamento cántabro, máxime si no hay acuerdo para la confluencia electoral con Izquierda Unida.
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