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Durante los tres primeros días de esta semana, se ha desarrollado, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, un curso -en la modalidad virtual- que bajo el título 'Despoblamiento rural: cómo invertir la tendencia', ha sido patrocinado y organizado por la Asociación Plaza Porticada. Un grupo ... de expertos internacionales en demografía, economía, patrimonio y ciencias sociales, ha analizado el fenómeno de la migración de las zonas rurales hacia los núcleos urbanos y la efectividad de algunos planes para revertir esa tendencia. Las conclusiones, en trazo grueso, resultan obvias: la despoblación del medio rural es una realidad que ha ido creciendo a lo largo de décadas y que carece de soluciones sencillas. Es un problema complejo que, en consecuencia, requiere de medidas multidisciplinares para atajarlo.
El confinamiento, tan inesperado como traumático, de los españoles durante más de dos meses, ha supuesto un paso adelante en la extensión del teletrabajo, lo que ofrece una oportunidad para activar alguna de las propuestas encaminadas a frenar la despoblación de una buena parte de España, e incluso para recuperar, al menos en parte, a los habitantes que emigraron hacia las ciudades en busca de una vida mejor.
En Cantabria padecemos las consecuencias de esta pérdida de habitantes en las zonas rurales. Nuestra comunidad se ha transformado en el último siglo de manera que la inmensa mayoría de los habitantes vive y trabaja en la franja costera y en núcleos como Torrelavega y el eje hacia Reinosa. Una gran parte de la región está despoblada y con una tendencia a que esa evolución se agrave con el paso de los años. Comarcas como Valderredible, el alto Nansa, Liébana, y los montes pasiegos, son territorios extensos en los que apenas resisten unos pocos habitantes.
Los expertos que han elaborado sus conclusiones, entre los que se encuentra el Fondo Mundial de Monumentos, Illucidare y World Monuments Fund España, han estudiado a fondo la problemática del despoblamiento y, en paralelo, la conservación del patrimonio.
Las líneas maestras para atajar el permanente proceso de población en las zonas rurales, son nítidas: el escollo reside en la voluntad y los recursos precisos para desarrollar los diferentes programas. La primera de las enseñanzas de este foro es la necesidad de abordar el problema de manera integral y transversal. Con el trabajo conjunto de la iniciativa público-privada que se ha demostrado, en otros países, como la herramienta más eficaz.
En lo referente a soluciones concretas, destaca la necesidad de dotar al medio rural de una alta y eficiente conectividad. Y no solamente referida a vías de transporte o a acceso al universo digital, sino también a la necesaria interacción humana. El objetivo es complejo ya que se trata de fijar la población existente, en muchos casos envejecida, y al mismo tiempo atraer a familias que desean un entorno más saludable y que, por sus profesiones, pueden ejercer su actividad a distancia. Uno de los problemas detectados en los programas que han tenido éxito ha sido, precisamente la diferente visión del mundo rural de esos dos grupos y la necesidad de trabajar en una misma dirección.
Naturalmente que la enseñanza es otra de las facetas que debe abordarse, ya que, si se quiere recuperar población, es imprescindible ofrecer un sistema educativo de primer nivel, para que los niños que vivan en el medio rural tengan las mismas posibilidades formativas que los que residen en las ciudades. La implantación de un sistema mixto, de formación presencial y a distancia es sencilla, porque ya existe una larga experiencia.
Las traumáticas consecuencias de la pandemia del covid-19 han ofrecido algún aspecto positivo, fundamentalmente en el impulso al teletrabajo. Es evidente que muchas tareas profesionales requieren la presencia activa, en la sede de la empresa, pero también se ha constatado que una serie de actividades pueden realizarse de manera digital o mixta. Y en la expansión de esa nueva forma de cumplir las diferentes tareas reside una de las claves para generar en las áreas no urbanas un tejido de población nuevo.
El catedrático de Demografía, Rafael Puyol, ha expuesto con claridad y crudeza la imparable tendencia a la disminución del número de habitantes, solamente compensado por la inmigración, y puso especial acento en desertización de las zonas rurales. Precisamente Cantabria padece ese problema de manera severa. Una buena parte de los municipios tiene menos de mil habitantes y algunos están formados por menos personas que las que residen en un edificio de tamaño medio en ciudades como Santander o Torrelavega.
El acuerdo histórico alcanzado por la UE el pasado fin de semana, abre una serie de oportunidades ya que los miles de millones de euros que llegaran, a los diferentes países, deberán dedicarse, en una buena parte, a poner en marcha iniciativas que abran nuevas oportunidades y modifiquen fallos estructurales. Precisamente la despoblación de algunas comarcas ha sido, y sigue siendo, la preocupación de los expertos de la UE. Destinar una partida importante del dinero acordado a cumplir con el eterno objetivo de frenar la despoblación bien puede ser posible y muy rentable.
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