Retraso en energía eólica
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EDITORIAL ·
La próxima instalación de un parque de aerogeneradores en El Escudo constituye un hito tras largos años de subdesarrollo en renovables y de insuficiente producción eléctrica en CantabriaSi nada se tuerce en la recta final y todo marcha según lo previsto, en breve Iberdrola comenzará la instalación en la zona de El ... Escudo de un parque con 25 generadores eléctricos movidos por el viento. Aunque las autoridades ambientales obligaron a suprimir 11 de los inicialmente planteados (un tercio de lo proyectado), sigue siendo, sin embargo, un hito en el desarrollo energético de Cantabria. Desde el parque establecido en Soba durante la presidencia de José Joaquín Martínez Sieso y el solitario molino experimental de Vestas en Campoo, más reciente y que vivió algunas peripecias judiciales, la historia de la energía eólica en Cantabria es una secuencia de frustraciones. Planes fabulosos que luego son desbaratados por los tribunales y dan lugar a indemnizaciones a las empresas. Planes más ajustados que por falta de gestión se quedan sin desarrollar. Nuevos impulsos que, al encontrar contestación social, han obligado a elaborar un mapa de fuerte exclusión de parques eólicos en un 94% del territorio.
Al mismo tiempo, las posibilidades de impulsar otras energías renovables, como la hidráulica, la solar en sus varias aplicaciones, o las relacionadas con el mar (undimotriz, mareomotriz, eólica marina) no se han trabajado seriamente en dos décadas. La hidráulica, la principal renovable cántabra hasta la fecha, lleva largo tiempo de noticias no sustanciadas sobre la ampliación de la central de Aguayo. Obra importantísima y técnicamente más que estudiada, lleva años atascada y nunca termina de resolverse. La energía solar apenas ha sido promovida por las autoridades, y resultado de ello es su pobre aportación al mix de generación regional. En cuanto a las energías marinas, cuyo aprovechamiento parece a priori una línea de trabajo totalmente obvia, no ha habido suficiente investigación ni, lo que es más importante aún, desarrollo y aplicación de resultados. Cantabria, pues, desprecia cada hora y cada día el viento, el agua y el sol que podrían reducir su intensísima dependencia energética, racionalizar la factura y limitar el impacto de nuestra vida cotidiana sobre el peligroso calentamiento global (fenómeno que ya solo los muy empecinados se atreven a discutir).
La conclusión de todo ello es que Cantabria no ha tenido una verdadera voluntad de implantación de energías renovables, con sobresalientes excepciones que confirman la triste regla. Tampoco se optó en su momento por otras fórmulas de aprovechamiento de energías fósiles, como hubieran sido las centrales de ciclo combinado o la exploración de yacimientos de gas natural procedente de la fractura hidráulica (fracking). Tampoco ha habido un debate real sobre medidas de eficiencia y ahorro energético hasta hace algunos meses, con motivo de las consecuencias de la guerra de Rusia en Ucrania. En la práctica, Cantabria ha optado por no hacer nada en materia energética. Actitud muy diferente a la de otras regiones españolas, en las que el nuevo modelo energético ha avanzado con celeridad.
Un efecto colateral de esta lentitud en la transformación energética es de tipo económico. Cantabria ha estado dando la espalda a grandes inversiones millonarias (solo la de El Escudo supone ya 100 millones de euros, cerca de un 1% del PIB anual cántabro) y a la creación de empleo y tejido empresarial local en torno al control y mantenimiento de estas instalaciones. El sector industrial eléctrico cántabro podría y debería ser bastante mayor de lo que hoy es.
Por todo ello, representa una noticia positiva el que se vayan levantando las últimas barreras administrativas al mencionado parque. Otros esperan igual banderazo de salida. Sin embargo, no sería aceptable que el parque de El Escudo quedase en aislado intento, como en su día sucedió con el de Soba. Este parque ha de dar lugar a un desarrollo eólico de la región, y en general a que la comunidad se tome mucho más en serio las renovables y la eficiencia energética. Hay que recuperar el mucho tiempo perdido.
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