El riesgo de la selectividad

Este ha sido el curso de la pandemia, con el cierre del sistema educativo de marzo a junio que ha obligado a replantear la educación y las formas de evaluación sobre la marcha y con el proceso de 'desescalada' asimétrico que provoca que no todos los alumnos se presenten en condiciones de igualdad. Con unas pruebas cuya organización en sí misma es un rompecabezas de difícil resolución, surgen algunas preguntas. ¿Es necesario hacer la EBAU? ¿Es seguro?

Se han establecido medidas de seguridad para evitar los contagios; de entrada se ha multiplicado el número de sedes para evitar aglomeraciones en centros educativos y transportes y limitar el aforo, con el fin de garantizar la distancia interpersonal. Por supuesto, se van a desinfectar las aulas y los servicios de forma regular; además se va a exigir el uso de mascarilla en los momentos que no sea posible mantener los dos metros de distancia, así como el resto de las medidas de higiene usuales.

Sin embargo, han surgido voces críticas en torno a la celebración de estas pruebas. Tal vez la más reconocible sea la de Margarita del Val, que ha declarado que ninguna concentración de personas es segura a día de hoy; y que en el caso de la EBAU, el problema de seguridad no se limita a la propia evaluación, sino también a las celebraciones posteriores. Cree previsible la aparición de contagios y una nueva expansión de la infección y piensa que la mejor solución sería suspender la prueba. Para terminar, recomienda a los jóvenes que limiten el contacto con las personas de riesgo en las semanas posteriores a los exámenes.

No hace mucho hablamos de los eventos superdispersores, que se dan cuando hay presencia de personas infectadas en espacios cerrados y en contacto continuo con otras personas. Visto así, las pruebas de la EBAU tienen potencial para convertirse en eventos de este tipo. Sin embargo, en las condiciones actuales de expansión de la enfermedad parece muy difícil que vaya a ocurrir, aunque en realidad no disponemos de pruebas científicas para sustentar esta creencia.

Que las pruebas de la EBAU representan un riesgo parece tan cierto como que ahora no parece probable que se produzcan contagios masivos. Será el tiempo el que acabe por juzgar si merecía la pena.