Los riesgos de la recuperación
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LA CUARTA ·
Cantabria parte de una situación favorable para volver a los niveles de desarrollo previos a la pandemiaLa Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas) estima que España ha sufrido una caída del PIB del 12% en 2020, una de las más acusadas entre los países desarrollados. No obstante, uno de los rasgos que caracteriza la crisis de la «gran reclusión» está ... siendo el impacto asimétrico según sectores; determinado, en gran medida, por el peso relativo de cada uno de los sectores dentro de su estructura productiva.
Así, las comunidades autónomas que han sufrido una caída más intensa de la actividad económica en el conjunto de los tres primeros trimestres del año, han sido aquellas donde los sectores más afectados por la crisis tienen un peso más elevado. Es el caso de Baleares y Canarias. Por el contrario, las comunidades donde los indicadores han registrado descensos más moderados han sido Murcia, Extremadura y Castilla-La Mancha, que tienen en común un peso inferior a la media de los sectores más expuestos y un peso superior a la media en los menos expuestos. Según las estimaciones de Funcas, Cantabria habría registrado en 2020 una caída del 8,5% en el PIB -inferior a la media-, siendo la quinta comunidad española con un menor retroceso.
Por otra parte, a juicio de Funcas, las previsiones para 2021 están sujetas a un grado de incertidumbre inusualmente elevado, por la persistencia de un importante riesgo sanitario y de restricciones a la actividad hasta la aplicación de la vacuna, el impacto de la misma sobre el comportamiento de los agentes económicos y la capacidad de gestión de los fondos europeos, entre otros factores. Teniendo en cuenta tales incertidumbres, Cantabria registraría, respecto a 2019, una caída del 4,8% en su PIB, frente al -6,1% de la media nacional. En los extremos se situarían Baleares, con un -12,9% y Navarra, con un -3,4%.
Sin embargo, su crecimiento en 2021 será inferior a la media, debido al menor peso de los servicios más afectados por la crisis, que serán los sectores de mayor crecimiento en dicho año y pese a disponer de un tejido productivo relativamente bien posicionado para aprovechar los fondos europeos. El resultado esperado es del 4,1%. Aun así, su nivel de PIB se situará más cerca del previo a la crisis que la media nacional.
En el conjunto nacional, las expectativas empresariales respecto al momento en que se recuperarán los niveles de 2019, han mejorado significativamente. Lo corrobora la encuesta recientemente realizada por el Banco de España. En la actualidad -recoge la encuesta- menos del 20% de las empresas declaran que hay demasiada incertidumbre como para fechar el momento en que ello tendrá lugar, cuando hace un año casi la mitad de las empresas se encontraban en esta situación. La proporción de empresas que afirman haber recuperado ya el nivel de actividad previo a la pandemia ha aumentado hasta el 36,7% y la de las que consideran que lo habrán hecho a más tardar a lo largo de 2022, es casi de dos tercios.
Por otra parte, la pandemia ha deteriorado la situación competitiva de las regiones españolas en diversos ámbitos, en buena medida por el desplome histórico que ha causado el PIB, su incidencia en el empleo y el deterioro en indicadores de bienestar social. A día de hoy, es difícil conocer cuáles pueden ser las «secuelas persistentes» que la pandemia haya dejado en las economías regionales, ni el impacto a corto plazo de los riesgos ligados a la evolución epidemiológica, la escalada de la inflación, los «cuellos de botella» en las cadenas de suministros o el calendario y el efecto multiplicador de los fondos europeos.
Aún con todo ello, el Consejo General de Economistas ha querido incorporar, en su 'Informe de la Competitividad Regional en España 2021', publicado recientemente, un análisis de los fundamentos con que parten las comunidades autónomas de cara a la consecución de una sólida recuperación que, además, venga acompañada de transformaciones estructurales encaminadas a conseguir una economía más inclusiva, sostenible, digital y resiliente.
Parece evidente que aspectos como los bajos niveles de productividad, los déficits de capital humano, la desigualdad social o la insuficiente digitalización, pueden lastrar la recuperación de determinados territorios y dificultar la consecución de los objetivos perseguidos. En otras palabras, la diferente situación de partida de las regiones españolas entraña riesgos en el proceso de recuperación.
El análisis de sensibilidad realizado, ha seleccionado quince indicadores, recabados para las 17 comunidades autónomas, que ayuden a realizar este diagnóstico y permitan una primera aproximación al riesgo. En este sentido, las variables seleccionadas se agrupan en cuatro bloques ligados a los cuatro objetivos que señala el plan de recuperación, transformación y resiliencia de España: promover la cohesión económica, social y territorial; fortalecer la resiliencia y la capacidad de ajuste; mitigar las repercusiones sociales y económicas derivadas de la crisis del covid-19 y apoyar las transiciones ecológica y digital.
Finalmente, los resultados del análisis agrupan a las comunidades autónomas, en función de su exposición al riesgo frente a la recuperación, en exposición alta, media y baja. Las regiones que están en mejor disposición para alcanzar una recuperación sólida, inclusiva, verde y digital serían (exposición baja): Aragón, Asturias, Cantabria, La Rioja, Cataluña, Navarra, País Vasco y Madrid.
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