Una rival improvisada para Zuloaga
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Después de explorar sin éxito varias opciones, Judith Pérez Ezquerra abandera in extremis el asalto del sector crítico a la secretaria general del PSOEN o resulta fácil encontrar candidatos dispuestos a jugársela en los procesos internos de los partidos, a asumir el desafío de ganar y a correr el riesgo de perder. En estos tiempos florecen más quienes han medrado desde la edad juvenil al calor de los ... aparatos partidarios a la espera de que el dedazo de los jefes les señale para un cargo o para una plaza de privilegio en las listas electorales. Que se lo digan a los críticos del PSOE cántabro, que han necesitado dios y ayuda para improvisar una aspirante, Judith Pérez Ezquerra, dispuesta a enfrentarse a Pablo Zuloaga por el liderazgo socialista. Zuloaga sí tuvo, las cosas como son, la osadía de disputar y ganarle el cargo en el verano de 2017 a la entonces secretaria general y vicepresidenta del Gobierno regional, Eva Díaz Tezanos, cuya gestión acababa de ser aprobada a la búlgara, con el 100% de los votos del Comité Regional. Ahora Zuloaga, que heredó los cargos de su antecesora, es el favorito en la defensa del título, pero no puede fiarse. Ya sabe por experiencia propia que en ocasiones la fortuna sonríe a los audaces. El sector crítico del PSOE, más o menos recompuesto tras la escaramuza de la elección de delegados al Congreso Federal -unos apoyaban la candidatura alternativa que logró por los pelos el 20% mínimo para tener representación y otros la rechazaban porque era regalarle una victoria holgada al oficialismo de Zuloaga-, ahora ha encontrado casi sobre la bocina del calendario de las primarias un candidato para hacer frente a Zuloaga después de explorar varias opciones. Por ejemplo, buscar un candidato alternativo con el socialismo santanderino del diputado Pedro Casares, la delegada del Gobierno Ainoa Quiñones y el portavoz municipal Dani Fernández. No pudo ser. La coincidencia del Congreso Federal de Valencia en la que Sánchez renovará la Ejecutiva de la que forma parte Casares, aconsejaba a sus partidarios no alentar las turbulencias internas. También habría sido un candidato con empaque el alcalde santoñés Sergio Abascal, que no ha querido oír los cantos de sirena del acercamiento a la Ejecutiva de Zuloaga atendidos por otros regidores críticos, pero tampoco la idea cristalizó. Disidente sí, pero candidato no. O sea, aparta de mí este cáliz. A la altura del jueves, la opción buena era la del economista comillano Ángel López, líder local del partido, exdirector de la Sociedad Regional de Cultura, Educación y Deporte del Palacio de Festivales en la anterior legislatura. No es una figura en el PSOE, pero tiene su predicamento y no colecciona enemigos. No era un candidato para confrontar a cara de perro con Zuloaga sino para ganarle el Congreso, con el apoyo del grupo crítico, de muchos militantes de Santander y de los desencantados de Zuloaga. Pero López también se cayó del cartel y hubo que recurrir de urgencia a Judith Pérez Ezquerra, exconcejala en Santander, hija del añorado capitán del Barcelona y del Racing Juan Carlos Pérez, también con alguna influencia en el socialismo de El Astillero a través de su marido, Toni Lombardo. Los valedores de López temen que Pérez Ezquerra no sea bien vista por el socialismo dominante en Santander, pues la concejala peleó sin éxito por el liderazgo local frente a Pedro Casares y esas batallas dejan heridas abiertas. Los militantes veteranos ven en esta nueva pugna que se avecina entre Pérez Ezquerra y Zuloaga un remedo de los enfrentamientos del pasado entre la vieja UGT y la dirección del partido. En la Ejecutiva del PSOE reciben la noticia de la candidatura crítica con razonable naturalidad. Que Zuloaga tuviera un contrincante siempre ha sido para ellos una posibilidad cierta. Opinan, sin embargo, que los disparos en ráfaga de los últimos días para encontrar un candidato revela que no hay detrás un proyecto bien construido. De haberlo, se habría materializado nada más abrirse el plazo de presentación de aspirantes. En teoría, antes e incluso después de la elección del secretario general del PSOE cabe la negociación para tratar de integrar a todas las sensibilidades del partido. La cúpula de Zuloaga afirma siempre que ese es su objetivo, pero los críticos no se creen esas buenas intenciones. Como apunta Lola Gorostiaga, que algo de esto sabe, pues en su largo mandato de casi doce años ganó dos congresos, uno de ellos por sólo cuatro votos, el secretario general elegido por la militancia tiene la obligación de enseñar la mano tendida sus adversarios, si han tenido un candidato alternativo e incluso si no lo tuvieran. En efecto, el congreso no es, no debe ser, un fin en sí mismo. Lo esencial no es la pugna por el control del partido sino fortalecer la unidad y la movilización de las siglas socialistas para ofrecer el mejor rendimiento posible en las elecciones de 2023 y así consolidar y aumentar el poder político que acredita en la actualidad. Otra cosa es que antes, ahora y probablemente en el futuro el PSOE no va a depender de sí mismo sino de que el PRC de Revilla le siga queriendo como socio para gobernar.
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