RIVERA, A SUERTE O A MUERTE
Jesús Serrera
Santander
Domingo, 27 de octubre 2019, 09:33
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Jesús Serrera
Santander
Domingo, 27 de octubre 2019, 09:33
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ubén Gómez se queda sin escaño», es el pronóstico más frecuentado en la precampaña de las elecciones generales en Cantabria. Lo comparten los muchos adversarios de Ciudadanos y también lo temen, ¡ay!, en las propias filas del partido naranja. El aludido, que se estrenó como ... diputado el 28-O y que ahora repite como número uno al Congreso, le echa presencia de ánimo a los malos augurios porque los sondeos se han equivocado casi siempre, en Andalucía, en Madrid, en Cantabria, en toda España, aunque nunca habían sido tan unánimemente demoledores como en esta ocasión.
Ciudadanos Cantabria ha logrado un escaño en el Congreso de Diputados con cierta solvencia en los tres últimos comicios legislativos en 2015, en 2016 y en abril de este año. Entre 48.000 y 54.000 votos, entre el 14,45% y el 15,25%, con tres candidatos distintos: Carlos Pracht, Félix Álvarez y Rubén Gómez. Pero esta vez los sondeos nacionales atribuyen al partido menos del 10% de los votos y le bajan del tercer al quinto puesto del escalafón, por detrás de Unidas Podemos y de Vox. Su récord de 57 plazas en la Cámara baja del 28-O apenas llegaría ahora a la veintena.
En la cúpula cántabra de Ciudadanos quieren ser optimistas: el escaño sigue al alcance y, debido a la menor participación que se presume, calculan que estaría más barato que nunca, algo más de 40.000 papeletas. Es decir, que podrían permitirse perder de 12.000 a 14.000. En la última campaña, ni siquiera vino Albert Rivera: el primer escaño estaba seguro, el segundo muy lejos. Ahora la situación es de emergencia.
En realidad, todo depende de Rivera, como siempre, en las buenas y en las malas. A suerte o a muerte. Con su liderazgo indiscutible, con su habilidad dialéctica, también con sus desconcertantes bandazos. En su trayectoria política se deja entrever su impronta de campeón de la Liga de Debate Universitario, una competición donde no importan tanto los principios como la facultad de defender sucesivamente un argumento y el contrario con la misma determinación e intentar que suene siempre convincente. O sea, del centro-izquierda fundacional frente a las veleidades nacionalistas del PSC catalán al liberalismo para ser la referencia del centro-derecha. De pactar con Pedro Sánchez a vetarle radicalmente y luego a ofrecerle un acuerdo de urgencia para no repetir las elecciones. De la gran victoria en las autonómicas de Cataluña, desaprovechada desde el primer minuto, al fracasado intento de 'sorpasso' al PP más débil de la historia. En esos continuos vaivenes lo difícil es seguirle el ritmo a Rivera. Algunos de los dirigentes se han ido bajando del carrusel vertiginoso, puede que ahora también lo haga una porción importante de su electorado. Ciudadanos, que cogobierna en diversos territorios donde viven 20 millones de españoles, corre el riesgo de hundirse en la irrelevancia política.
En Ciudadanos preocupan, naturalmente, los estudios de opinión negativos, aunque confían en remontar en la idea de que el voto de centro que representa es el más meditado de todos y que, como otras veces, irá floreciendo a medida que se acerque la cita con las urnas. Ayudaría al empeño la movilización del partido que en esta campaña tiene la obligación y el desafío de exhibir todo el músculo disponible. Desde que surgió como una escisión de UPYD, en Ciudadanos Cantabria se han sucedido las fracturas internas, los fichajes de variada procedencia más o menos discutidos y los abandonos cuando las expectativas políticas y personales se vieron defraudadas.
En el plano institucional las trayectorias también han sido desiguales. En las elecciones autonómicas de mayo a Ciudadanos no le cuadraron las cuentas para haber intentado un acuerdo de Gobierno con el PRC, con el que había hecho buenas migas al aprobarle los Presupuestos 2019. Ahora, sin embargo, ataca al regionalismo de Revilla como su principal adversario electoral, aunque no el único, porque el PSOE, PP y Vox también se proponen aprovechar la supuesta flojera del partido naranja.
Ciudadanos tiene más visibilidad en el Ayuntamiento de Santander que gobierna con el PP, aunque la rentabilidad está por ver para unos y otros. Desde el primer minuto del pacto de gobernabilidad, los eventuales desencuentros, la competencia entre los equipos que dirigen la alcaldesa popular Gema Igual y el portavoz naranja, Javier Ceruti, y hasta las veladas amenazas de ruptura, trascienden más a la opinión pública que los avances que puedan lograr trabajando en armonía.
Pero, a decir verdad, el éxito o el fracaso de Ciudadanos Cantabria en las elecciones generales en la defensa del escaño de Rubén Gómez no dependerá mucho de los avatares domésticos. Como en toda España, será la 'marca Rivera' el factor decisivo, no el aparato. Nadie se llama a engaño al respecto en el partido. Por eso cruzan los dedos: para que el gran líder remonte el vuelo en medio de la crisis catalana, para que salga triunfante del gran debate televisivo de candidatos y vuelva a hacer trizas las deplorables encuestas.
Por eso imploran: «Hazlo una vez más, Albert».
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