Borrar

El robot de Confucio

Más de la mitad de los programadores de inteligencia artificial son asiáticos

Sábado, 21 de noviembre 2020, 06:56

La inteligencia artificial (IA) se denomina así porque no es orgánica ni fruto de la evolución biológica. Es artificial porque es un diseño del hombre y, por tanto, un producto de su mente. Todas las decisiones humanas tienen una dimensión ética y los algoritmos ... que componen la IA son fórmulas matemáticas que reflejan la ética de quien los ha diseñado. Cada programador traslada al código digital su propio «modelo del mundo». Así, la solidaridad de un informático permeará en las decisiones codificadas en su algoritmo; un programador machista proyectará su machismo en el proceso de decisión que prevea su algoritmo; una «coder» racista trasladará a código binario su visión del mundo e imprimirá sus valores discriminatorios al programar. Los algoritmos ni olvidan ni perdonan, por eso es crucial regular el modo en que se construye esa imagen sintética del mundo. Aunque al final del algoritmo debería haber siempre un ser humano, lo cierto es que el volumen de cálculos y variables a tener en cuenta, la complejidad de las decisiones y, sobre todo, la velocidad a la que estas deberán tomarse para reaccionar ante imprevistos, obligarán al «robot» a decidir por sí solo, pues no habrá tiempo para que un humano supervise, analice y tome una posición.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes El robot de Confucio