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Puesto que la ministra Calvo, ilustre cabrense –perdón egabrense–, manifiesta que en Cataluña no pasa nada –todo es pacífico y muy cívico, hoy hablaremos del tiempo. Sabemos lo fácil que es movilizar a los escolares y a los jóvenes. Esa rebelión del «hoy no ... vamos a clase» con un empujoncito es más que suficiente para impulsar a la masa. También nos mueven nuestras creencias. ¿Las rogativas? Me temo que ya muy pocos las recuerdan. En épocas de sequía, cuando la cosecha peligraba, la imagen de algún santo era sacada en procesión acompañada de oraciones y cánticos. Era una fórmula sencilla y popular para que lloviera gracias a la intercesión del santo venerado en la parroquia. Daba resultado; con más o menos prontitud siempre acababa lloviendo, si bien es cierto que también al final invariablemente escampaba. No dejaba de ser una fórmula festiva de convivencia y buena voluntad entre los pueblos.
Con lo del cambio climático, alejados del marco parroquial, me da la impresión de que asistimos a una especie de rogativas laicas internacionalizadas. Por casualidad, el pasado fin de semana pude comprobarlo en Londres: por Oxford Street una procesión organizada de máscaras con túnicas rojas y verdes, con aires de tragedia griega, se dirigía hacia Marble Arch. Más tarde desde el autobús pudimos ver la tumultuosa acampada nocturna en aquel entorno. La prensa del día siguiente nos lo aclaró.
Me parece una osadía científica que Gail Badbrook, profesora de biofísica, afirme que «solo tenemos diez años para frenar la destrucción ecológica y evitar un cambio climático incontrolable». ¿Acaso en el pasado siglo no padecimos la mayor contaminación con las grandes guerras mundiales y todas sus consecuencias? En los cinco mil millones de año de vida –al parecer esos le quedan a este humilde planeta que habitamos–, los periodos geológicos sucederán inevitablemente. Entre glaciaciones, calentamientos y desertizaciones, hasta aquí hemos llegado. Parece que la glaciación más antigua fue hace 2.700 millones de años y la última hace 12.000 años. ¿Es qué el hombre prehistórico fue determinante en la evolución de la naturaleza?
Y puestos a luchar frente a tragedias globales, ¿por qué no intentar que todos los pueblos de este planeta tengan fácil acceso al agua potable? Es algo más cercano y menos costoso que los viajes interplanetarios. Con lo que por aquí está cayendo, rogativas sí, pero como no demos con el mazo…
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