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Como presidenta de la Sociedad Científica de Enfermería Comunitaria Cántabra, hoy me toca alzar la voz en representación de las enfermeras que trabajan en atención primaria.
Tenemos sentimientos encontrados en cuanto a cómo la Administración está gestionando este primer nivel asistencial, tomando decisiones sobre nuestra ... profesión sin nosotras. De ahí la importancia de que se reconozca nuestra categoría A1, para poder estar en puestos de gestión y que se tenga en cuenta el enfoque enfermero de cuidados.
Están publicando titulares electoralistas y proyectos pilotos que van en contra de la esencia de la atención primaria.
Por ejemplo, el proyecto piloto de «enfermera de soporte de atención domiciliaria», que puede perjudicar tanto al paciente como a los profesionales. Por un lado, el paciente no recibirá los cuidados de su enfermera habitual, lo que afecta a la relación terapéutica establecida. Por otro lado, al regresar al centro de salud, su enfermera habitual no estará al tanto de las intervenciones realizadas en el domicilio. Estudios sugieren que contar con un mismo médico o enfermera a lo largo de la vida reduce los ingresos hospitalarios y las descompensaciones de enfermedades crónicas, aumentando así la calidad de vida. Es importante evaluar el enfoque del proyecto en cuestión.
Por otro lado, sabemos que las farmacias son un activo de salud con quienes trabajar conjuntamente la atención comunitaria, pero hay que valorar qué prestaciones se ofrecen ya desde los programas de salud del sistema sanitario en pos de unos recursos bien utilizados y sin incurrir en duplicidades.
El enfoque actual no cumple con el objetivo de «reforzar la orientación comunitaria, la promoción de la salud y la prevención» del Plan de Acción de Atención Primaria 2022-2023 del Ministerio de Sanidad para mejorar este campo.
Tal y como ya le trasladamos al consejero de Sanidad tras la manifestación «Salvemos la Atención Primaria», recomendamos incluir la orientación comunitaria en la cartera de servicios y en la Estrategia de Salud Comunitaria de Cantabria. Esto debe sistematizarse en todos los centros de salud para que las intervenciones comunitarias no dependan de la voluntad y disponibilidad de los trabajadores. Para lograr esto, la administración debe crear huecos específicos en las agendas de los profesionales para coordinar al equipo. Es esencial dar acceso completo a la ciudadanía a los programas a través de la web de la Consejería de Sanidad o de la Escuela Cántabra de Salud. De esta manera, la población estará informada y podrá utilizar adecuadamente los recursos sanitarios disponibles.
La Atención Primaria es la base de la prevención y la promoción de la salud y, quizás por desconocimiento, no se le da el valor que merece: la atención primaria salva vidas. Que en ocasiones no tenga ese principio de inmediatez no significa, por descontado, que no requiera de cuidados profundos y de calidad.
Las enfermeras somos profesionales muy formadas y flexibles, pero la realidad es que no sabemos de todo, y de ahí la necesidad de que surgieran las especialidades enfermeras.
Por ello, uno de los objetivos del Plan de Acción es «consolidar el rol de las enfermeras especialistas de Enfermería Familiar y Comunitaria». En esta ocasión tenemos que agradecer a la Administración que haya dado un paso adelante al respecto, creando la bolsa de empleo de dicha categoría, pero nos mostramos cautos de cómo se va a hacer efectivo en la realidad. Entendemos que la inclusión tiene que ser progresiva, pero no sólo en puestos de responsabilidad sino trabajando directamente con las personas en consulta y en la comunidad, teniendo cupos de pacientes en atención primaria, y no sólo para proyectos concretos de salud.
Pensamos que estas profesionales harán un efecto de «bola de nieve», apoyando a todas las enfermeras que ya hacen orientación comunitaria, y que junto con ellos y los especialistas ya formados en ese enfoque, arrastren a todo el equipo para conseguir generalizar en Cantabria el objetivo pretendido de «reforzar la orientación comunitaria».
Sería de gran relevancia medir la salud de la población antes y después de sistematizar la orientación comunitaria, para conocer el impacto de estos programas en prevención y promoción y tener datos oficiales que refuercen su importancia. Esto permitiría a Administración, profesionales y ciudadanos cuantificar los beneficios y ahorros económicos que aporta.
Lanzo esa propuesta a la Dirección General de Salud Pública, considerado uno de los eslabones fundamentales para el buen funcionamiento de este primer nivel asistencial. Ruego a los políticos, independientemente de quien gobierne, que hagan un pacto duradero por la sanidad, poniendo en marcha el Plan de Acción de Atención Primaria teniendo en cuenta todo lo descrito anteriormente.
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