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Este año 2020, recién abierto a la vida, se presenta cuajado de efemérides que merecen atención. Si tomamos una de las definiciones de la palabra ... rosario, que hace la Real Academia de la Lengua Española, estamos ante un rosario de conmemoraciones que merece la pena tener presentes. La lista de hechos que cumplen cifras redondas en la historia es larga: bien podría comenzar con el bicentenario del pronunciamiento de Riego (1 de enero de 1820) que dio lugar la Trienio Liberal, un paréntesis de libertad truncado por la vuelta al absolutismo de Fernando VII apoyado por la Santa Alianza. Este hito apenas ha tenido repercusión, quizás por la idea de que el liberalismo ha quedado sepultado por el populismo.
El pasado 16 de enero se ha cumplido medio siglo de la muerte del pintor cántabro Pancho Cossío… y digo cántabro, aunque el artista nació en San Diego de los Baños en la isla de Cuba, cuando era parte de España. Cossío vivió desde niño en Cantabria y, concretamente en Santander. Aquí se formó e inicio su carrera artística, que luego desarrolló en París. La efemérides no ha tenido eco alguno, quizás porque en estos tiempos de desmemoria histórica los inquisidores han arrumbado al olvido su figura por su militancia en las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas, un movimiento político liderado por Ledesma Ramos y Onésimo Redondo con una ideología fascista, similar a la italiana de Mussolini y al nacional socialismo alemán. Cossío fue falangista, pintó retratos de Primo de Rivera y otros jerarcas que conformaron el poder franquista en la etapa posterior a la guerra civil.
Pancho Cossío tiene un pequeño monolito, rematado con una diminuta escultura de su cabeza, en la Plaza de Pombo, cerca de la residencia de su familia y barrio en el que vivió en su infancia el pintor. Tras la llegada de la democracia hubo la propuesta de algunos políticos de retirar ese monumento. Por suerte imperó el sentido común y la escultura sigue en su sitio.
La historia está llena de artistas que estuvieron al lado de partidos políticos reprobables: desde el Picasso comunista que no condenó los crímenes de Stalin y vivió cómodamente en París durante la ocupación nazi, hasta escritores como Celine colaborador de los nazis en la segunda guerra mundial y condenado tras la guerra. Pero ya hemos aprendido a separar el valor de un artista, científico, investigador, etc., de su adscripción política. De otra forma habría que condenar al olvido a numerosos grandes artistas, científicos, políticos, etc.
En este año 2020 habrá otras fechas que merecen un recuerdo. El centenario de Eulalio Ferrer, el cántabro que muy joven combatió en la guerra civil en el bando republicano y que pasó por los campos de concentración de Francia, para marchar a México, donde se labró un brillante carrera como publicista. Ferrer volvió a su tierra durante muchos veranos y aquí ha dejado su huella en el ámbito de la cultura: Desde un premio de novela, con el Ateneo de Santander, hasta una escultura del Quijote ubicada en el final de la segunda playa de El Sardinero, pasando por el galardón creado por él en colaboración con la UIMP. Pero lo más significativo ha sido la creación del museo iconográfico del Quijote, en Guanajuato (México), en el que se muestran cientos de pinturas y esculturas que reflejan la figura del personaje literario más importante de la literatura universal.
Pero si este año 2020 tiene un nombre al que asociarse, ese no es otro que el escritor Benito Pérez Galdós, en el centenario de su muerte. Pérez Galdós, un canario con alma cántabra, es una de las cumbres de la literatura en castellano. Este novelista ha sido capaz de relatar con precisión académica y brillantez literaria el siglo XIX español. También a través de sus novelas ha dejado un fresco de la forma de vivir, pensar, rezar y trabajar de los españoles.
Desde finales del pasado 2019 se han organizado conferencias, coloquios y diferentes actos para divulgar la figura de Pérez Galdós. Y en Santander, donde vivió tantos veranos, se ha vuelto exhibir la versión cinematográfica de la novela 'Fortunata y Jacinta', realizada por el cántabro Mario Camus para TVE. Este año proseguirán los actos para recordar al gran escritor y la mejor forma de conmemorar la efeméride será fomentar la lectura de sus obras, especialmente los 'Episodios Nacionales'.
Santander ha sabido agradecer a Galdós su amor a esta ciudad y, aunque su residencia veraniega no ha sido protegida, uno de los más hermosos paseos de la ciudad lleva su nombre, una estatua recuerda su presencia en Santander y en este centenario se han programado actividades de indudable interés. Y este año es preciso seguir con la conmemoración de la primera vuelta al mundo de Juan Sebastián Elcano, que comenzó en 1519 y que concluyó en 1522, con especial acento en el joven santanderino que fue uno de los protagonistas de la hazaña.
El recuerdo de grandes figuras del pasado es una excelente fórmula para entender el presente y para diseñar el futuro. De la historia debemos aprender, porque evitará cometer errores y orientará con acierto hacia las mejores soluciones a los problemas del presente. No se trata solamente de rendir tributo a quienes nos dejaron un importante legado, sino de proyectar el pensamiento y la praxis de personas que fueron capaces de influir en la sociedad y han contribuido a un presente más justo, avanzado y solidario.
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