Salarios y desigualdad
ANÁLISIS ·
Un informe de la OIT señala que «el poder de compra de las familias ha experimentado un considerable deterioro»Secciones
Servicios
Destacamos
ANÁLISIS ·
Un informe de la OIT señala que «el poder de compra de las familias ha experimentado un considerable deterioro»Salarios y desigualdad son dos asuntos que he abordado, con bastante frecuencia, en estas páginas, casi siempre con referencia a España. El motivo, naturalmente, es que ambos son muy importantes y que no han evolucionado de la forma esperada o deseada, por una inmensa mayoría, ... en los últimos años. Hace poco, un informe de la Organización Internacional del Trabajo ha vuelto sobre el tema y, por su interés y por tener un carácter global, creo que merece la pena comentarlo.
Con una redacción que no deja lugar a interpretaciones de una u otra índole, el informe empieza señalando que «los salarios y el poder de compra de las familias han experimentado un considerable deterioro durante los últimos tres años, primero por la pandemia del covid-19 y, después, a medida que el mundo empezaba a recuperarse de esa crisis, por el aumento en la inflación a escala global». De hecho, en el año que está a punto de terminar los salarios reales han registrado, por primera vez desde 2008, crecimientos negativos (¡esto sí que es un oxímoron!) en muchos países, lo que ha golpeado de forma especialmente dura a las clases medias y, sobre todo, a los grupos de renta más baja.
Aunque la evolución salarial varía de unas regiones del globo a otras, la norma es que se produjeron incrementos del salario real en 2020, variaciones diversas en 2021, y caídas importantes a lo largo de 2022 (-3,2% en Norteamérica, -1,7% en Latinoamérica, -2,4 y -3,3%, respectivamente, en la Unión Europea y en Europa del Este, entre -1,3 y -2,5% en Asia-Pacífico y Asia Central y Oriental, y -0,5% en África (aunque con caídas adicionales en los dos años precedentes)); la única gran región que se salva de la quema, aunque con crecimientos muy magros de los salarios reales, es la formada por los países del Golfo. En el caso europeo, que es el que, por proximidad, más nos atañe, el informe resalta que en unos cuantos países los salarios reales en 2022 son más bajos que en 2008, cuando se produjo el estallido de la crisis financiera.
Como es bien sabido, y las organizaciones empresariales lo recuerdan a menudo (sobre todo cuando más les interesa), el crecimiento de la productividad es un factor clave en la evolución de los salarios. Pues bien, de acuerdo con el informe mencionado, los incrementos salariales reales han ido por detrás de los de la productividad desde el año 2000 nada menos que en 52 países de renta alta, y en algunos casos desde principios de los ochenta del siglo pasado. Ello ha llevado a que, en conjunto, la diferencia entre el crecimiento de la productividad y el de los salarios reales haya alcanzado su nivel más elevado (12,6 puntos porcentuales) desde principios de la centuria actual.
Volviendo al asunto de la caída global de los salarios reales, ocurre, como ya avanzamos, que las más damnificados han sido las clases medias y, sobre todo, las bajas, pues son estas últimas las que más han sufrido el impacto de la inflación; esto es así porque, como es bien conocido, son éstas las que dedican una mayor parte de su renta a la adquisición de bienes de primera necesidad, que son, precisamente, los más afectados por las presiones inflacionistas. Esto implica, como es lógico, que, incluso si los salarios crecieran en cada país en la misma medida que el correspondiente IPC, los miembros de las clases más desfavorecidas seguirían perdiendo poder adquisitivo. Al respecto, y por lo que nos toca de forma más directa, conviene subrayar que España es uno de los países en los que esto ha ocurrido; en concreto, los perceptores del salario mínimo, que pertenecen obviamente a las clases más bajas, son los que han experimentado en el último trienio un deterioro mayor en sus salarios reales.
Por último, tampoco puedo dejar de mencionar que, aunque la diferencia entre los salarios percibidos por los hombres y las mujeres apenas ha variado desde el estallido de la pandemia, la misma, situada en promedio en torno al 20% a favor de los primeros, sigue siendo extremadamente elevada.
En definitiva, todo lo expuesto nos remite, tanto a escala nacional como global, a un resultado de sobra conocido: los asalariados suelen ser los perdedores de todas las crisis, y los que se encuentran en los escalones salariales más bajos suelen ser los que más pierden. Crisis e incremento de la desigualdad van de la mano.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.