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Estamos ante una nueva versión de los salvadores de la patria. No tengo nada en contra, más bien todo a favor de aquellos que entregan su tiempo y su vida en beneficio de España. Pero los nuevos salvadores, esos que desde los medios de comunicación ... o desde los cargos de representación política o social invocan a los demás para que paren a esta o aquella formación política, aduciendo que lo aconsejan por el bien presente o futuro del país, no gozan de mi aquiescencia porque no entiendo lo que persiguen y creo que su análisis y opinión manan de unas fuentes anacrónicas y/o miedosas.
La mayoría de estas personas, seguramente bienintencionadas, piden el esfuerzo de renuncia, aunque sea temporal, de su ideario a los demás. Ya comenzaron haciéndolo con Rivera y C's y hoy lo intentan con Casado y el PP, desapruebo su intención antes y ahora porque nunca se puede pedir a nadie, ya sea a un individuo o a una organización, que renuncie a sus señas de identidad; los valores son propios de cada persona y solo ella puede modificarlos después de una reflexión y un convencimiento, pero nunca porque se lo pidan, aunque el fin alegado para demandarlo les parezca a aquellos conveniente e importante. Hay que respetar lo esencial de cada ser y ente, la frase de Groucho Marx: «Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros», no deja de ser un chiste irónico.
En una democracia, la opinión expresada por los votantes en las urnas es soberana y todos la debemos respetar tanto los que coinciden con la mayoritaria, como los que no. Cuando escucho que el PP debe de proponer a Sánchez un pacto para salvar a España, infiero que quienes así se pronuncian están cometiendo no pocos errores. El más trascendente es el de considerar que una parte muy numerosa de españoles se han equivocado a la hora de decidir su voto, esto es sencillamente inasumible, por varias razones, la primordial por la soberanía del pueblo ya comentada en líneas anteriores, también porque tengo la impresión de que se tilda a los ciudadanos de tontos o poco preparados.
Para bien o para mal, la nación la integramos todos y es fiel reflejo de la capacidad de sus integrantes, la ignorancia solo se cura mejorando la educación no tergiversando valores y principios. Intentando entender qué razón impulsa a personas inteligentes y distinguidas a proponer un cambio 'a lo Groucho' del PP, he llegado a especular si lo que piensan es que los electores han acudido engañados a las urnas. Al instante me he dado cuenta que tampoco podía ser esto. Sánchez fue apartado de la secretaria general del PSOE para evitar que intentara pactar con Podemos y formaciones nacionalistas-independentistas, en la moción de censura fue aupado a la Presidencia del Gobierno de España por Podemos, nacionalistas-independentistas y HB, pactó unos Presupuestos con Podemos y después de mayo de este año, el PSOE gobierna en comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos en coalición con los precitados partidos políticos. Todos y cada uno de estos hechos han sido ampliamente difundidos y la ciudadanía los conoce, por eso quien ha votado al PSOE sabía que su socio preferente para gobernar era Unidas Podemos (UP), los que han votado a UP y a Más País no tenían duda de que si alcanzaban el gobierno de España lo harían con el PSOE, quienes han apoyado a los partidos nacionalistas, independentistas y batasunos, estaban al corriente de que éstos solo pactarían con UP y el PSOE. Los que escogieron para conferir su respaldo a PP, VOX o C's estaban al tanto de que si no lograban una mayoría suficiente gobernaría el otro bloque. Está muy claro que no se puede aducir que el votante estuvo sumido en el desconocimiento o la desinformación el 10-N. Hay que recordar que se han realizado tres campañas preelectorales y electorales en un solo año, nadie debería sostener en rigor que ha habido un problema de desinformación.
Prescindiendo de mi opinión sobre la forma de comportarse de Sánchez en política, si esta pudiera ser más o menos sincera, más o menos cambiante, si tiene o no escrúpulos etcétera, lo que es un hecho indiscutible es que viéndole, leyendo sus declaraciones y escuchándole, cualquiera, sin necesidad de especial formación, obtiene una noción muy clara de las ambiciones y objetivos que persigue. Quien le ha otorgado su confianza sabía a quien se la daba.
Sigo sin comprender este grito de auxilio desde diversos sectores: ¿a quien hay que salvar? ¿a los votantes de si mismos? Tampoco entiendo que se pretenda no respetar las responsabilidades que a cada uno le corresponden. Es obligación de líder del partido que ha ganado las elecciones, si no tiene mayoría absoluta, buscar los apoyos necesarios para alcanzar con éxito su investidura, de acuerdo con los órganos y militantes de su formación, respetando su ideología y programa. No le corresponde al perdedor tomar la iniciativa es impropio por absurdo.
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