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Esa fue la respuesta que recibimos a principios de año cuando preguntamos qué se iba a ofertar a los residentes que terminaban ahora. Mientras otras ... comunidades están ofreciendo contratos de tres años, facilidades para buscar vivienda y otras ventajas, aquí nos limitamos a decirlos que «trabajo va a haber».
Fruto de esta gestión de los recursos humanos, por segundo año consecutivo no hemos cubierto la oferta de plazas de formación para médicos de familia. También podemos dar por perdida en su totalidad o casi a la promoción de anestesistas que termina estos días su formación en Valdecilla.
Las consecuencias de esta catástrofe gestora las vamos a ver estallar en rápida sucesión después de las elecciones, aunque se hayan intentando maquillar a toda costa hasta después de éstas.
Tenemos sobre la mesa una huelga de los SUAPs porque no hay sustitutos para sus vacaciones. Esta situación se ha venido agravando de año en año hasta hacerse ya insostenible
Abandono del hospital de Laredo, indispensable para dar una cobertura sanitaria de calidad a toda la zona oriental de Cantabria, dotado de unos magníficos profesionales que no se merecen lo que está ocurriendo.
La falta de profesionales se traduce en que los que terminan su formación prefieren quedarse a trabajar en los grandes hospitales de referencia donde es más fácil desarrollarse profesionalmente.
Llevamos años pidiendo a la Consejería que adopte medidas de incentivación para que trabajar en un hospital comarcal resulte atractivo. Hemos llegado a proponer todo un paquete de medidas para su negociación y a incluirlo en los acuerdos incumplidos del 2019. Hace exactamente un año incluso acordamos con la Administración formar un grupo de trabajo que debía proponer medidas para su aplicación en un plazo de tres meses. Nunca llegó a constituirse.
Se optó por lo contrario: traslados forzosos en verano desde Valdecilla y ultimátum a los médicos de especialidades deficitarias que terminan ahora su formación en Valdecilla para ir a Laredo, con las consecuencias arriba reseñadas. A la falta de profesionales en especialidades como anestesia, neumología o cardiología ahora se ha sumado oftalmología y este verano volveremos a ver como dicho hospital no es capaz de mantener la actividad en muchos de sus servicios. Después de cuatro años, los responsables del desaguisado respondieron que la solución les corresponde a los que salgan de las urnas.
La última gran ocurrencia, con claros tintes electoralistas, fue la aniquilación virtual, que no real, de la lista de espera en Atención Primaria. Antes era el papel, ahora es el software el que lo aguanta todo ¿qué hay varios días de demora para su médico? Pues nada, prohibimos a los pacientes coger cita. Y a los médicos, como son unos tramposos, les prohibimos citar a sus propios pacientes. Así las agendas se quedan vacías y las sacamos a subasta la víspera, para que el más rápido con la app de su móvil o con la conexión más veloz pueda conseguir la tan ansiada cita. En el otro extremo pongan al abuelo de 80 años con problemas de movilidad y la memoria ya frágil al que ya no podemos citar desde la propia consulta. La accesibilidad del más necesitado y la calidad de la atención recibida es lo de menos, solo importan los indicadores, pero solo algunos, porque los que señalan que toda esta pésima gestión ha traído un récord de mortalidad en Cantabria se obvian.
La fuga de anestesistas ante el ultimátum de 'Laredo o nada' ha provocado que para la Unidad del Dolor de Valdecilla, que en gran medida depende de estos profesionales para su funcionamiento, se haya optado por la misma solución, impedir que se puedan derivar más pacientes desde los centros de salud. Así, de otro plumazo dejan de existir también las listas de espera para esta unidad. Nuestros gestores, hasta ahora, han decidido que los cántabros hemos dejado de sufrir dolores susceptibles de tratamiento en una unidad especializada. Total, el dolor es una experiencia subjetiva.
Posiblemente la misma solución que darán a la lista de espera quirúrgica, la segunda más elevada de todo el país, porque los programas quirúrgicos de las tardes llevan meses parados por una mera cuestión ideológica de quien hasta ahora ha sido el titular de la consejería, para el que las listas de espera no son un problema estructural sino algo puntual y pasajero y por tanto se ha negado a alcanzar acuerdos que supongan una planificación a medio y largo plazo.
Añadamos a ello un gobierno, (al menos, también, hasta ahora) que ha elegido un modelo de desarrollo basado en el turismo de masas para el que no tenemos una atención primaria ni de urgencias suficientemente dimensionada.
Pregunten si no a los sanitarios del valle de Camaleño, donde tendrán lugar los actos centrales del Año Jubilar Lebaniego, qué refuerzos han recibido después de llevar meses solicitándolo.
Si, trabajo va a haber y mucho si queremos reflotar una sanidad hundida pero con otras formas, con otros modos y otra gente que sepa construir puentes con los profesionales en vez de dinamitarlos, abandonando un modelo de gestión caduco basado en la politización y el rédito electoral cortoplacista.
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Ana del Castillo
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