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Nos encontramos en la época de Walia, monarca godo. En la romana Astúrica estaba Dictino de obispo, comienzos del siglo V. Toribio, de origen patricio, quería viajar a Jerusalén. Por ello peregrinó usando las vías romanas, posiblemente utilizando la Vía de Aquitania. ... Fue un peregrino pobre y humilde, que atravesó una Europa en manos de bárbaros, con una amalgama religiosa de arrianismo, idolatría y catolicidad. Una vez llegado a su destino, se presenta a Juvenal, patriarca de Jerusalén, para pedirle autorización para permanecer largas horas, noche y día junto al sepulcro de Cristo. El arzobispo le da su consentimiento.
Toribio y Juvenal tendrán numerosos encuentros, al arzobispo le agradaba su conversación prudente y sabia. Poco después le nombra Custodio de la Iglesia del Santo Sepulcro y de las reliquias sagradas. Lo eleva al sacerdocio, ungiéndolo en la iglesia del Sepulcro. Reinaban en el Imperio de Oriente, con sede en Constantinopla, Marciano y Pulqueria, muy generosa con la iglesia jerosimilitana. Juvenal en agradecimiento decide enviarle la vera efigie de la Virgen María, según la tradición pintada por San Lucas, y ruega a Toribio que la lleve personalmente. Hacia el 440, ante el peligro infiel, Juvenal pone en manos de Toribio un gran trozo de la cruz, el brazo izquierdo, (P. Flórez, OSA. 'España Sagrada, Theatro Geográfico Histórico de la Iglesia de España', Tomo XVI, página 104) dejado por la emperatriz Elena en Jerusalén cuando descubrió las cruces de Cristo y los ladrones.
En el 443 llega a Astorga. Su obispo le pide a Toribio que deposite y custodie él mismo las reliquias en la catedral. En el 444 es elegido obispo de Astorga. Lucha contra la herejía Priscilianista, también se le atribuyen curaciones y milagros. Años después, Toribio toma la decisión de retirarse al Bierzo, al Valle del Silencio, cerca de Peñalba. Muere en el 480 siendo enterrado en Astorga. Con la invasión de los árabes, los astorganos quieren salvar los restos de Santo Toribio y las sagradas reliquias de Oriente.
Ya está elevado San Martín de Liébana, donde el monje Beato brilló por sus escritos y por su fe. Allí se depositó el 'Lignum Crucis' y los restos de Santo Toribio de Astorga, según el P. Flórez («como a sitio seguro por la aspereza de sus montañas»). Así sucedió al quedar libre de la invasión árabe. Desde el siglo XII, el monasterio ubicado en Liébana cambia el nombre de San Martín por el de Santo Toribio, obispo de Astorga. En 1798 el cuerpo de Santo Toribio de Astorga había desaparecido de Liébana, pero no el 'Lignum Crucis', donde se venera hasta hoy.
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