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Al comenzar el mes de noviembre, la Iglesia ha celebrado la solemnidad de Todos los Santos, el día 1, y la conmemoración de los Fieles Difuntos, el día 2. Es una arraigada tradición cristiana recordar a todos aquellos hermanos que partieron de nuestro mundo ... y duermen ya el sueño de la paz. La Iglesia ha buscado reconocer la entrega de todos aquellos santos desconocidos, es decir, que no han sido elevados a los altares: un padre, una madre, unos abuelos, que se sacrificaron por sus hijos, por sus nietos, con gran generosidad, entrega abnegada, voluntad para sacarles adelante, cuidar de su educación. Son la inmensa muchedumbre de santos no canonizados, pero que gozan de la presencia de Dios. Todos aquellos, que arriesgaron su vida por la justicia, la libertad y el bien de los demás. La conmemoración de los Fieles Difuntos es una larga tradición de la fe de la Iglesia, para orar por ellos. Por tanto, esta conmemoración tiene el sentido positivo de iluminar nuestra fe, esperanza y caridad sobre nuestro destino definitivo. Los cuerpos de los fallecidos se tratan con sumo respeto y amor, por la fe en la resurrección ya que somos hijos de Dios.
Mas allá de recordar a nuestros familiares queridos, en estos días quiero hacer presente a todas aquellas personas que mueren como consecuencia del covid-19, que seguramente conocemos alguna de ellas, bien en nuestra familia, en el entorno social o el mismo vecindario. En este tiempo de pandemia, en el que todavía seguimos envueltos, cuántas personas lloran, con desconsuelo, la pérdida de seres queridos, compañeros de trabajo e incluso amigos, de los que no pudieron despedirse y viven angustiados. No nos olvidemos de que los fallecidos tienen nombre y rostro, superan los 35.000 oficiales, aunque el número real es casi el doble. Pueden echar cuentas entre los fallecidos, durante los mismos períodos de tiempo, en años anteriores, y obtener los resultados ofrecidos por los registros civiles. No es hora de lanzarse piedras. Es tiempo de positividad. Admiremos el espléndido servicio ofrecido por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad: CNP, Guardia Civil, UME, Policía municipal, Protección Civil, bomberos, así como el esfuerzo ingente de la Sanidad Pública y privada, el servicio médico, MIR, Atención Primaria, médicos jubilados, así como el cuerpo de enfermería, fisioterapia, auxiliares en hospitales, clínicas y centros de salud, la Sanidad militar. Al magnífico estamento docente: enseñanza primaria, secundaria y universitaria. Mi más sincero agradecimiento. Ser santos, como decía san Agustín, es hacer lo que tenemos que hacer de la mejor manera posible.
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