Secciones
Servicios
Destacamos
Holanda produce mucha leche, el doble que España. Su producción está orientada a la exportación, lo que le genera un saldo comercial positivo de casi 6.000 millones de euros al año. El valor de las exportaciones de lácteos se duplicó entre 2008 y ... 2018, hasta sobrepasar los 10.000 millones de euros. Era un ejemplo en el mundo de la creación de un sector lácteo sólido y competitivo. Con 41.000 kilómetros cuadrados, las 15.730 explotaciones de vacuno lechero de Holanda producen 15,4 millones de toneladas (2020). El 65% de la leche producida se vende en el exterior, convertida esencialmente en quesos y leches infantiles. Pero Holanda es también el mayor exportador de carne del continente europeo. La agricultura representa un 16% de sus emisiones contaminantes.
Vacas pastando conforman el paisaje holandés y el asentimiento social para mantener este tipo de producción llevó a su gobierno a legislar recientemente para obligar a pastar a todas las explotaciones. Hay mucha preocupación por el bienestar animal y el ciudadano lo vincula al pastoreo. Los partidos políticos propusieron el pastoreo obligatorio, que obtuvo mayoría parlamentaria. El Gobierno dispuso que todas las explotaciones pasten; es así desde 2020.
Las limitaciones al crecimiento de la producción por el exceso de nitratos y fósforo en los suelos han conducido últimamente al sector a reorientar su estrategia hacia más valor añadido para incrementar el negocio. Un acuerdo entre el Gobierno holandés y la Comisión Europea (CE) en 2005 puso fin a años de desencuentros por la directiva sobre nitratos. El límite de la norma para Holanda fue que el vertido debía rebajarse a 230 kilos de estiércol/hectárea transcurridos cuatro años. Posteriormente, la CE ha aceptado excepciones a la normativa de nitratos por parte de Holanda mediante sucesivas 'decisiones de exención' en 2010, 2014, 2018 y 2020; la última concluyó su vigencia el 31 de diciembre de 2021. Las condiciones de aplicación son muy estrictas.
Movidos por las expectativas de que la legislación ambiental no se reforzara, muchos productores holandeses realizaron inversiones para crecer: compra de animales, nuevas instalaciones, automatización... Así, entre 2014 y 2016, tras finalizar las cuotas lecheras, la producción láctea holandesa creció un 16,5% para alcanzar 14,5 millones de toneladas, ascenso basado en buena parte en el incremento censal (+11% entre 2014 y 2016) hasta el máximo de 1,8 millones de vacas a fin de 2016. El crecimiento de la productividad por animal, 4,5% en ese trienio, situó la media en 8,1 toneladas leche/vaca. Sin embargo, en 2017 llegó el frenazo con las limitaciones medioambientales al exceso de nitrógeno y fósforo en los suelos (purines y estiércoles). Efectivamente, de 2015 a 2017 Holanda excedió el límite de emisiones de fósforo al suelo. Si se infringe la directiva sobre nitratos, automáticamente el techo de abonado bajaría a un máximo de 170 kilogramos de nitrógeno.
Para enfrentar este problema, el 1 de marzo de 2017, Gobierno y representantes agrarios aprobaron un plan que pretendía reducir las emisiones de fósforo. El objetivo era rebajar anualmente 8,3 millones de kg las emisiones de fósforo en vacuno lechero. Para ello se aplicaron tres medidas: el uso de piensos con menos fósforo para la alimentación de las vacas; subvenciones para el cese de actividad y reducción de la cabaña lechera, con rebaja de 4 millones de kilos/año.
Desde enero de 2018 cada explotación tiene un cupo de emisiones de fósforo, con derechos individuales según el número de vacas lecheras censadas (con fecha 2 de julio de 2015). Para forzar a los ganaderos a reducir las emisiones de fósforo a los niveles anteriores a 2015, los derechos de emisión fueron recortados en ese 8,3%, salvo para explotaciones con baja carga ganadera/hectárea. Para aquellas que reclamaran ampliaciones, era obligatorio adquirir derechos de emisión de fósforo a las explotaciones que redujeran su efectivo animal o abandonaran. Estas medidas provocaron un retroceso en la producción lechera. En 2018 cayó 3%. Más fuerte fue la caída del censo lechero: 13% menos entre 2016 y 2018, quedando en 1,55 millones de vacas, como en 2012. Sin embargo, su productividad aumentó sensiblemente (+8%). Y condujeron a los ganaderos a aumentar el contenido de grasa y proteína de la leche (llegó a 4,34% y 3,57%, respectivamente, en 2020).
Para finales de 2019 el gobierno y el sector lácteo consideraban solventado el asunto del exceso de emisiones de fósforo. Las perspectivas del sector apuntan a que tendría que coexistir a medio plazo con una producción estabilizada. Según los límites de emisiones de fósforo y nitratos, los volúmenes de producción estaban bastante definidos. Si bien es cierto que estas crecientes exigencias medioambientales podían desalentar a muchos ganaderos, también podían ser coyuntura para avanzar hacia un sector acorde con lo que demanda la ciudadanía. Pero las cosas se han complicado muchísimo más.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.