Segunda oleada

Se trata de un incremento casi despreciable, que se traduce en menos de 100.000 casos positivos por encima de la primera oleada del estudio, extrapolados al total de la población española.

Madrid y la zona norte de la meseta encabezan el estudio en cuanto al porcentaje de casos positivos, situándose entre el 11 y el 14% en Soria, Segovia, Guadalajara y Madrid, a los que se incorporan Cuenca y Albacete. En el otro lado del espectro destacan los datos de Asturias, Ceuta y Murcia que no llegan al 2%.

El estudio confirma que más de un tercio de los casos positivos cursan de manera asintomática; también se ha podido comprobar que la pérdida del olfato es uno de los síntomas más habituales. Además, también va a servir para comprobar la evolución de la carga viral, ya que más del 95 % de los participantes en la primera oleada se han vuelto a someter a los análisis.

De los datos se desprende que la ansiada inmunidad de rebaño es, de momento, una quimera. Para llegar a ella, se necesita que por lo menos un 60% de la población presente inmunidad. Hay que tener presente el coste que eso hubiera supuesto. Si con este grado de infección hemos estado al borde del colapso del sistema sanitario, y hemos sufrido casi 30.000 muertes por coronavirus confirmadas, imaginemos hasta dónde habríamos llegado con una cantidad de contagios doce veces superior.

Ha quedado demostrado que las medidas de confinamiento han cumplido los objetivos de forma más que adecuada, pues habiéndolas tomado cuando la tasa de contagios del coronavirus estaba disparándose, se ha conseguido evitar la catástrofe anunciada y se han rebajado los contagios a un nivel prácticamente residual.

Frente a un posible rebrote del coronavirus, seguimos teniendo puestas nuestras esperanzas en una vacuna, pero vamos comprobando que no estamos desarmados. Y seguro que la próxima vez no nos pilla despistados.