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Si algo hay urgente en la gestión de una Comunidad Autónoma, sin duda, son los cientos de situaciones de emergencia que surgen día a día. Otras materias, otras áreas pueden contar con altas cotas de importancia y afectar, en mayor o menor medida, al conjunto ... de la sociedad; pero una gestión verdaderamente inmediata, y no hablamos de días, porque cada segundo cuenta, es la característica definitoria de la resolución de situaciones críticas de emergencias individuales o colectivas. Cada vez que suena el teléfono en el Centro de Atención a Emergencias 112 del Gobierno de Cantabria, una vida puede correr peligro, por lo que la respuesta tiene que ser rápida y eficaz, y entiendo este último punto como la atención más adecuada posible a la situación que telefónicamente se plantea, lo que puede parecer una obviedad, pero no lo es.
He estado muchas veces en el 112 con los profesionales que nos atienden, les he visto trabajar, y su labor no es sencilla. En la mayoría de las ocasiones las personas que requieren de esa respuesta urgente se encuentran en estado de shock, con altos niveles de estrés, incluso desorientados por la situación que están viviendo. Como se puede imaginar, conseguir de los alertantes la información necesaria para garantizar una inmediata y eficaz movilización de recursos, insisto, no es tarea sencilla. Pero la pericia que da la experiencia de años de servicio a la ciudadanía hace plausible ese objetivo.
Muchas veces el 112 es un hervidero de llamadas simultáneas, en ocasiones por el mismo incidente, e impacta ver, al menos a mí, cómo el equipo humano del Centro de Atención a Emergencias habla con el llamante, escucha a sus compañeros y moviliza recursos al tiempo. Cómo de esa atención periférica a todo lo que pasa en la 'sala' discriminan las llamadas, a la vez que hablan y escuchan, para encontrar «la buena» como ellos mismos dicen, aquella en la que mejor se ofrece la información que se requiere. Localizada, se liberan el resto de líneas para la recepción de nuevos incidentes.
Confieso que impresiona ver cómo se pasa del bullicio ordenado de los primeros momentos de una emergencia, a la tensa calma del trabajo en los minutos posteriores. E impresiona porque empatizas con el llamante que reclama ayuda, y se siente la puesta en marcha de una maquinaria que engrana a la perfección, son una cadena en la que cada eslabón cuenta.
Sin lugar a dudas, una de las políticas más acertadas de las muchas puestas en marcha junto a nuestros socios europeos ha sido el número único de atención a emergencias 112, del que celebramos cada 11 de febrero su día. El 11 del 2 es una jornada para reconocer una labor la mayor parte de las veces invisible y silenciosa, pero de una importancia vital, y en este caso no es una forma de hablar.
La garantía de atención en momentos difíciles es lo que nos hace ostentar el estatus de sociedad. Lo estamos viendo con la pandemia que nos ha tocado vivir, en la que el 112 dio el soporte del primer número de atención específica del coronavirus. Pero también con los cada vez más recurrentes fenómenos meteorológicos adversos de rápido y abrupto desarrollo. En un mes, entre finales de noviembre y el comienzo del año, en Cantabria hemos sufrido dos episodios de inundaciones, nevadas copiosas con aviso rojo y días de sur encadenados que alentaron a los incendiarios a quemar nuestros montes y destruir el patrimonio natural de todos.
Estas avenidas repentinas de corto desarrollo, pero consecuencias graves para personas e infraestructuras son ya una realidad y, según los expertos, van a ser cada vez más frecuentes, por lo que tenemos que estar preparados para minimizar sus posibles efectos, en una fase preventiva, y atajar sus consecuencias en las fases asistenciales y correctoras de las emergencias.
En Cantabria hemos iniciado ya el camino hacia la adaptación de nuestros servicios públicos a la nueva realidad que, con carácter global, parece que se va a instaurar, ya lo estamos viendo y sufriendo. Y en esta lucha contra los elementos el 112 es una pieza angular. Este mismo año, desde el Gobierno de Cantabria, con el apoyo de los fondos REACT-EU, vamos a llevar a cabo el cambio de sede del 112, que va a contar con la última tecnología en gestión de emergencias, para garantizar sus óptimo funcionamiento hasta en las condiciones más extremas, como puede ser la afectación por cualquier catástrofe de la propia sede.
Poder atender en todo momento a quien lo necesita, y hacerlo con las cotas de eficiencia con que se hace en nuestra Comunidad es todo un orgullo y una garantía, por las que tenemos que seguir apostando. Aprovecho estas líneas para dar las gracias a toda la plantilla del 112 por su compromiso e implicación más allá de lo laboral, y para dejar patente mi compromiso personal con el crecimiento de un servicio verdaderamente esencial.
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