La semana de la marmota

Cantabria es una de las dos comunidades restantes que continúa con medidas anticovid, haciendo que nuestra economía siga y siga bajando cada vez más. Esta semana son 38 los municipios que nos ha tocado permanecer en el nivel 2, lo que implica ser un máximo de diez personas por mesa como medida principal, además de seguir 'castigando' al ocio nocturno ya que sus aforos se reducen al 50%.

Si ponemos la vista en nuestro país, todas las comunidades menos Cantabria y Canarias trabajan sin ninguna limitación, lo que les dota de una libertad total para poder recuperar la economía del sector. Por poner algún ejemplo, País Vasco, Navarra y Murcia han sido las últimas comunidades en retirar las restricciones y ya hace casi más de dos semanas que disfrutan de la hostelería. En cambio, nosotros seguimos atrasados y con las manos atadas, así que: ¿Qué hacemos? ¿Seguimos de brazos cruzados esperando que nos den luz verde para trabajar? ¿Dónde están nuestras compensaciones? Porque, efectivamente no deberían ser ayudas, tienen que ser compensaciones al desastre al que nos han sometido.

No os sorprendáis si este martes seguimos en el nivel 2 porque hasta que en Canarias no quiten sus restricciones no lo haremos nosotros, estamos más que seguros a estas alturas de la película. Eso o que venga una galerna y se lleve el semáforo a su paso. Nos quedaremos los últimos en la fila y por lo menos, espero que nos den una medalla de oro como la comunidad más tardía en derogar las normas. Una anécdota que, sin duda, contaremos a nuestros nietos aunque dudo mucho que puedan sentirse orgullosos de tal mérito.

El sector del ocio nocturno es un maremágnum absoluto. Sin duda, los peores parados de toda la pandemia. Han sido muchos los meses y casi me atrevería a decir año, que han permanecido cerrados y que no han tenido la posibilidad de abrir con ninguna actividad. Muchos se han quedado por el camino, persianas bajadas y negocios cerrados de por vida a causa de las grandes tasas a las que han tenido que ir haciendo frente. ¿Qué se ha hecho para solucionar este gran problema? Las ayudas, tardías y lentas, sólo han provocado más enfado y enojo a los empresarios, sabiendo que las pérdidas nunca se paliarán en su totalidad.

Desde el sector hostelero solo pedimos que nos dejen trabajar y que el Gobierno en bloque se ponga las pilas y saquen de donde quieran, pero que saquen, nuevas líneas de ayudas. Al seguir en esta situación son muchos los que tienen que tirar de ahorros para poder seguir con el negocio, porque claro, no contamos con el respaldo de nadie, y mucho menos con ayudas, por lo que nos vemos obligados a hacer esta carrera en solitario. Y que alguien me explique, ¿cómo podemos trabajar si nos ponen la zancadilla? No llego a entender tanto cambio y tantas modificaciones. Cada semana los hosteleros nos llaman a la asociación para resolver dudas sobre lo que pueden o no hacer, no se aclaran porque no hay nadie que lo entienda, solo tengo una cosa clara, que nos vuelven locos. No creo que sea mucho pedir, trabajar de manera digna. Siendo sincero, en todos mis años de profesión nunca hubiese imaginado tener que pedir trabajar, una cuestión muy simple. Parece una broma de mal gusto y es demasiado triste aún teniendo niveles de incidencia muchos más bajos que otras ciudades. Una situación que no se puede explicar y de la que ya estamos cansados.

En cada ola, se nos ha señalado como principales culpables de todos los contagios que se producían y, sólo espero que haya quedado claro que no hemos sido los culpables de las subidas en contagios como se nos ha querido señalar. Cada vez que salimos de meta al final de una ola, ¿dónde está la ventaja? La hostelería ha cumplido con las restricciones impuestas y hemos seguido las normas que desde el Gobierno de Cantabria se han regido pero, ¿no creen que ya es hora de dejarnos trabajar? O es que, de verdad hay que demostrar que somos los últimos de la fila? Desde la AEHC hemos y seguimos trabajando muy duro para luchar por nuestros derechos como uno de los sectores más fuertes de la región. Han sido momentos nefastos de los que seguimos recuperándonos y que, ojalá me equivoque, nos va a costar dejar atrás.