La sequía malaya
EL ENIGMA CANTABRIA ·
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EL ENIGMA CANTABRIA ·
La revelación de Zapatero sobre Cantabria y el creciente problema del conformismoDe Castilla y León, quedémonos hoy con León, para que nos ilumine un poco algunos aspectos de la propia Cantabria. Hay mucha más presencia leonesa en nuestra sociedad de lo que solemos recordar. Baste recordar a la prematuramente fallecida Lola Sainz, alma de tres décadas ... del Palacio de La Magdalena.
Un leonés, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido el primer conferenciante de postín en el programa conmemorativo de los 40 años de autonomía. Tiene mucha lógica por varias razones, ningunas de las cuales, creo, expuso en su intervención. Fue él protagonista fundamental de la fórmula de coalición política que, con el solo paréntesis de 2011-2015, ha venido gobernando Cantabria, con el concepto de que el PSOE canjeaba espacios de gobierno por subsidiariedad electoral. Al mismo tiempo, su equipo ayudó a abrir algunas puertas que, bien aprovechadas, han convertido al presidente de Cantabria en un fenómeno mediático y editorial sin parangón en la política española. Asimismo, Zapatero contribuyó a algunos proyectos que parecían prometedores, como el de Comillas. Su influencia, pues, ha sido innegable.
También, infortunadamente, para engrosar nuestra lista de frustraciones. Fueron sus gobiernos los que descartaron la Autopista Dos Mares, que hubiera unido Reinosa con Miranda de Ebro (aquella negativa ambiental fue suscrita por la actual vicepresidenta Ribera). Fueron aquellos gobiernos los que, habiendo prometido por boca de otra vicepresidenta 200 millones de euros para la Autovía del Agua, finalmente no los transfirieron. Asimismo, se dejó vencer el convenio de financiación del nuevo Valdecilla en 2007, lo que eternizó las obras, que solo con un método innovador pudieron concluirse ocho años después. Y como es sabido, en la vorágine de recortes iniciados en primavera de 2010, Cantabria se quedó sin AVE de la Meseta (y sin otro prometido al Mediterráneo por Bilbao), sin autovía A-73, etcétera. Nuestro voluminoso 'cahier de doléances'.
Pero lo más revelador, para mí, fue oírle decir, con tono de bastante satisfacción, en RNE, que él siempre veía a Cantabria ahí, «en la media». Es decir, a ojos del líder del PSOE durante tantos años, no había más objetivo cántabro que la media.
Uno puede preguntarse que sería de Valdecilla o de la Universidad de Cantabria si, en vez de buscar la excelencia, su meta fuera solo eso que el profesor Villaverde Castro denomina, gráficamente, «mediocrático». Pero además queda claro que, en la cúpula de la izquierda española, aunque sea leonesa y por tanto de provincia limítrofe, no existe la conciencia de que Cantabria estaba al inicio de la Transición muy por encima de la media, y que su reto no es vegetar ni conformarse con un lento declinar, sino volver a la vanguardia. Esto es más serio de lo que parece. Pues significa, sobre todo, que los cántabros de su partido no han hecho llegar a las alturas federales una plataforma de transformación de Cantabria que la izquierda asumiría como propia. Quiero decir que, si Zapatero se viene arriba con «ahí en la media», es porque sus correligionarios le transmiten ese conformismo. Qué lejos aquellos tiempos en que el alcalde socialista de Torrelavega, José Gutiérrez Portilla, presumía de ser una «gota malaya» torturadora de ministros y subministros de Felipe González. Ahora tenemos sequía malaya.
En todo caso, ni siquiera se ha notificado debidamente al expresidente de que Cantabria lleva muchísimos años por debajo de (no «en») la media en PIB por habitante y que ha sido sobrepasada, precisamente, por Castilla y León. Que por cierto también es la primera, no la «media», en educación. Estoy seguro de que este original inventor del «político expolítico» no hubiera formulado su comentario en un contexto interno fuertemente reivindicativo.
Ni estamos en la media ni nuestro objetivo puede ser «mediocrático», porque ese conformismo es lo que nos hundirá cada vez más. ¿No es signo suficiente el poco entusiasmo popular que ha rodeado este 40º aniversario? ¿O que la explicación de Bruselas para nuestra exclusión de Corredor Atlántico sea que el Gobierno de España no ha manifestado interés?
Una de las reflexiones más urgentes podría ser que la indiferencia que desde el exterior se manifiesta hacia cuestiones cántabras esenciales no es tanto malevolencia forastera, como falta de energía propia a la hora de plantear las cuestiones. Si no se cambian estas dinámicas de centro desinformado y periferia conformista, es difícil imaginar que la región pueda dar el salto transformador que necesita. No podría ser objetivo sensato de ningún partido tener cada vez más poder y menos utilidad. Sin embargo, ¿no parece el conformismo una patología susceptible de hacerse endémica?
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