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El 1 de enero de este año 2023 se cumplieron 64 años del triunfo de la revolución castrista en Cuba. Frente a esa cifra, los 40 años del régimen totalitario de Franco palidecen. Seis décadas de un gobierno permiten evaluar con rigor sus resultados, porque ... difícilmente es posible achacar la evolución a circunstancias colaterales, ya que el resto de naciones han experimentado situaciones similares, e incluso peores.
El 1 de enero del año 1959, el dictador Fulgencio Batista, el primer y único presidente mulato que ha tenido Cuba, huyó de La Habana con su familia y algunos de sus más íntimos colaboradores. La gran fiesta preparada por los dirigentes de la dictadura terminó en tragedia, cuando se supo que Batista había volado fuera de la isla para refugiarse en República Dominicana. Batista se fue cuando comprobó que el gobierno de los Estados Unidos había decidido abandonarle a su suerte, sin venderle armas ni apoyo diplomático.
Fidel Castro envió a la capital de Cuba a Ernesto Guevara, el Che, que comenzó fusilando a docenas de cubanos colaboradores del dictador Batista. Días más tarde llegó Fidel en loor de multitudes prometiendo libertad, paz y prosperidad. Muy pronto el nuevo régimen mostró su verdadero rostro: el comunismo como doctrina y sistema. La incautación de los bienes de las empresas, especialmente norteamericanas y españolas, sin indemnización alguna, supuso la consagración del comunismo y dio lugar a que los expropiados exigieran una compensación que nunca llegó. Consecuentemente se produjo un embargo del dinero que llegara a Cuba a través de bancos norteamericanos, para pagar indemnizaciones a los expropiados. El régimen castrista no negoció la compensación a quienes les había incautado sus bienes, por el contrario, tildó de bloqueo la retención de divisas del gobierno de los EE UU, olvidando qué a través de cualquier otro país, que no fueran los EE UU, se podía comerciar con Cuba.
La reacción de una gran parte de los cubanos fue el exilio. Los que pudieron salieron de la isla en los primeros momentos, más tarde lo hicieron arriesgando su vida en balsas y embarcaciones precarias para llegar a Florida. El 'éxito' de la revolución cubana quedó reflejado, no en las urnas, que nunca la democracia resurgió en Cuba, sino con el sufragio más auténtico, el voto con los pies: casi dos millones de cubanos abandonaron el 'paraíso' comunista para iniciar una nueva vida en el 'infierno' liberal-capitalista. El veinte por ciento de los cubanos ha optado por una nueva manera de votar: con los pies, huyendo de su patria para buscar la libertad y salir de la pobreza.
Seis décadas después de la revolución, los cubanos permanecen bajo un régimen dictatorial que ha generado pobreza, opresión y desigualdad. De manera incomprensible el castrismo ha encontrado, y aún en el presente mantiene, el apoyo de políticos europeos y americanos de izquierdas, que son esencialmente anti fascistas, lo que en el presente significa contrarios a las dictaduras. El comunismo ha fracasado allá donde se ha implantado, pero esa evidencia no impide que hoy, dirigentes de países democráticos apoyen explícitamente el comunismo y a las dictaduras, si son de izquierdas.
En España, los dirigentes de Izquierda Unida, la nueva etiqueta del partido comunista, mantienen un discurso según el cual Cuba no es una dictadura e incluso el régimen castrista es un modelo a imitar. ¿Sería posible que un grupo de fascistas mantuviera un partido legal que predicara las bondades del régimen de Mussolini? La respuesta es evidentemente negativa. La Unión Europea ha condenado tanto el fascismo como el comunismo, en una toma de posición radicalmente democrática y, en consecuencia, enfrentada a quienes impiden la libertad de expresión, prohiben los partidos políticos y, para mayor oprobio, dificultan al máximo la migración de sus ciudadanos -mejor súbditos- a otros países.
Alcanzar la democracia en Cuba no será tarea fácil y para conseguir esa meta es necesario que persista la presión internacional sobre la dictadura castrista y que, al mismo tiempo, el pueblo cubano se movilice contra los militares que gobiernan la isla y de esa forma obtengan la libertad. Los intentos de emplear el modelo español de la transición, para pasar de la dictadura a la democracia, en paz, se antoja casi imposible. En Cuba los militares han tomado el poder y controlan no solamente el ejército, sino la diplomacia y la economía. Un entramado sólido que solamente será quebrado por la propia presión de los cubanos.
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