¡Hasta siempre, capitán!

Vital era un hombre muy conocido en todo el mundo. Nació una amistad entre ambos que se fue incrementando con el tiempo. Una de las mejores cosas que me ha pasado en mi vida es haber conocido a Vital y sentirme su amigo. Últimamente, al menos una vez al mes, descolgaba su teléfono en Acapulco y manteníamos una larga conversación. Quería estar al día de los aconteceres políticos y sociales de una región que amaba como pocos. Aún ya octogenario, hace apenas un mes, pude seguir comprobando que no había perdido ni un ápice de su ilusión, de su poderosa energía, capaz de convencer a cualquiera. Mi colega y amigo El Machinero decía que si Vital hubiera sido San Francisco Javier hoy China sería católica.

Fue capaz de convencer a hombres hechos y derechos para surcar los mares, atravesando el Pacífico desde Guayaquil a Australia. Más tarde los galeones de Francisco de Orellana, surcando el Amazonas y atravesando el Atlántico. Después la 'Marigalante', llegando a Santoña, en homenaje a Juan de la Cosa. Finalmente, la expedición 'El niño, el hombre y la Mar', a bordo de un catamarán. Recientemente, en México, un numeroso grupo de Premios Nobel, le rindieron un homenaje. Espero que, ahora, sus paisanos sepamos estar a la altura y que su tierra le dé el gran homenaje y reconocimiento que se mereció. Al menos, que sus tres galeones sigan en pie y, si fuera necesario, se reparen debidamente. Ya perdimos la balsa original por una desidia. No podemos permitir que se pierdan los galeones.

¡Hasta siempre, capitán!.