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Sucede de vez en cuando que una victoria lo cambia todo; que un resultado gracias a un penalti, una acción aislada o un rebote alteran de forma radical el panorama de un equipo. La llegada de José Luis Oltra ha supuesto un efecto vigorizante cuyo ... alcance empezaremos a comprobar mañana ante el Sporting.
Se acordará de la anécdota el actual entrenador del Racing, que por aquel entonces daba sus primeros pasos dirigiendo al Catarroja, equipo cercano a Valencia. Allí, un cuestionado Rafa Benítez lidiaba con un arranque poco prometedor tras suceder al mismísimo Héctor Cúper, abatido tras perder consecutivamente dos finales de la Champions. Aquel proyecto no terminaba de arrancar. Por si fuera poco, el Valencia había quedado apeado de la Copa del Rey ante el Novelda, después de que Benítez alineara a cuatro futbolistas extranjeros. Impugnación, ridículo y murmullo en la inmisericorde tribuna de Mestalla.
En la decimoséptima jornada, el técnico llegaba a Montjuic para medirse al Espanyol con la soga al cuello. Su equipo no había ganado ningún partido a domicilio ¿Les suena? Al descanso, el Valencia perdía 2-0. La sensación unánime era que el entrenador estaba despedido. Lo que sucedió posteriormente, en apenas siete minutos de ese partido, cambió la historia del club. Con un futbolista menos por la expulsión de Carboni, dos goles de Rufete y uno de Illie voltearon el resultado. Fue un triunfo agónico, forjado a base de corazón y generosidad. Benítez salvó el cuello y seis meses después el equipo acabó ganando la Liga, algo que en Valencia no festejaban desde hacía 30 años. Aquella plantilla tenía talento, un buen entrenador y, sobre todo, varios líderes sobre el terreno de juego. Derrochaba personalidad: Cañizares, Ayala, Pellegrino, Albelda… Ironías de la vida, también estaba Djukic, el actual entrenador del Sporting.
¿Ustedes han percibido algún atisbo de personalidad en el Racing de esta temporada hasta la llegada de José Luis Oltra? Yo, particularmente, ninguno. Iván Ania acabó por enfrentarse a un sudoku indescifrable y Cristóbal cayó víctima de su propia atonía. Los veteranos, que supuestamente deben aportar un plus de carácter y liderazgo, no han dado una nota y ningún jugador ha sobresalido en medio de tanto decaimiento. José Luis Oltra, más allá de sus conocimientos, ha insuflado autoestima y algo de entereza a un equipo que llevaba tiempo desangrándose. Lástima que no llegara antes. Ojalá aflore un poquito de la personalidad que no hemos visto hasta ahora. Ojalá, como en el caso de Benítez, haya una carambola que nos salve de forma inesperada. Ojalá vivamos un final de temporada con siete minutos eléctricos que lo cambien todo.
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