El siglo comunista

Un siglo después, el país más grande del mundo es comunista. Pero a costa del capitalismo económico desaforado y de un control poblacional estilo Gran Hermano, con cámaras de reconocimiento facial. ¿Esa es la utopía? Luego están Corea del Norte, neveras vacías y silos nucleares llenos; Venezuela, solo las neveras; y Cuba, que estuvo a punto de tener silos. Ningún paraíso: distopías pretorianas. Todos los países europeos que vivieron entre cuarenta y setenta años de comunismo real (no el imaginario de nuestros idealistas) se apearon del autobús en cuanto quedó claro que ningún soldado soviético les ametrallaría por sincerarse. Si ese era el futuro de la humanidad, es que la Naturaleza nos quiere aún menos que nosotros a ella.

Para los españoles el comunismo fue una faena. Por causa de su pujanza durante la contienda civil y en la posguerra mundial en Francia e Italia, facilitó a Franco postularse como baluarte occidental y que los temerosos anglosajones le perdonasen sus imperdonables amistades con Hitler y Mussolini. Así se esfumó la posibilidad del retorno a una democracia liberal en España de la mano de los aliados. Nuestros padres y abuelos tuvieron que vivir bajo el concepto de mal menor de la geopolítica anglosajona. La actitud comunista en el establecimiento de la actual Constitución supuso, pues, saldar una deuda no pequeña con el país. Ahora hay ministros comunistas, pero no Constitución comunista.