San silvestre

Como el año finaliza con las célebres carreras que llevan su nombre hablaremos de San Silvestre. En 1925 tuvo lugar en São Paolo la primera 'San Silvestre', si bien 'La Carrera de París' fue su precedente. Son miles y miles de corredores en los cinco continentes participando en estas marchas populares. La de Vallecas, en España, creada en 1964 por el gallego Antonio Sabugueiro como el 'Gran Premio de Vallecas', es la más multitudinaria. Confieso que hasta no hace muchos años pensaba que este santo tenía algo que ver con el atletismo, y resulta que no. San Silvestre, nacido el año 270 fue el primer papa que no sufrió persecución. Constantino I, con el Edicto de Milán (a.313), además de reconocer la libertad para el culto cristiano en todo su Imperio, abriría un floreciente –aunque peligroso– camino hacia el fabuloso poder temporal del papado, muy alejado del mensaje evangélico de Jesús: «Mi Reino no es de este mundo». Sin duda, la pérdida de los Estados Pontificios en 1870 fue beneficiosa para la espiritualidad de la Iglesia de Cristo.

Me comentan que la 'San Silvestre' es la disculpa que ponen algunos –algunas también– para salir de casa y no volver, como aquellos que salen a comprar tabaco y desaparecen. Como hoy se fuma menos, ya ni se utiliza. Lo que sí me he dado cuenta de que es un buen momento para decir a los lectores de esta columna que voy a correr esta 'San Silvestre' de 2018. Después, no viene mal descansar. Algún día volveré, si Dios quiere. Entretanto, desde este 'Soportal' deseo a todos, lectores o no, un buen año 2019.