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El anuncio de la liquidación de Sniace, el 14 de febrero, ha generado una enorme preocupación en Torrelavega y en toda Cantabria. Lógico si tenemos en cuenta su significado e importancia en la economía regional a lo largo de sus años de historia. Los ... motivos de la liquidación serán, sin duda múltiples y complejos. Pero para el PP todo es mucho más sencillo: el PSOE cierra Sniace. Vamos a ver si hay algo de verdad. En el año 2017 Sniace y Cogen Energía alcanzaron un acuerdo para el arrendamiento y gestión, hasta 2025, de la planta de cogeneración propiedad de la primera con una capacidad de 93 megavatios y utilizando gas natural como combustible. El 12 de febrero, Cogen Energía España acodó dar por terminado de manera anticipada, a partir del próximo 29 de febrero, el contrato ante la aplicación de los nuevos parámetros retributivos de la producción de energía eléctrica derivado del anuncio de un borrador de Orden Ministerial. Primera cuestión rara, Cogen tiene varias plantas de cogeneración en Segovia, Navarra y Tarragona y no ha cancelado ningún contrato.
La resolución del contrato fue comunicada por Sniace a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) donde anunció que la dirección consideraba que la decisión de Cogen «no es ajustada a derecho». Informó que la rescisión del contrato obliga a Sniace a explotar la planta de cogeneración de forma directa, y a iniciar negociaciones para alcanzar acuerdos de suministro de gas, arrendamiento y mantenimiento de los dos grupos turbogeneradores, «dado su carácter necesario para el desarrollo de la actividad industrial» de Sniace. El 12 de febrero la empresa no habló de liquidación.
El mismo día, el comité de empresa se había encerrado durante casi tres horas en las oficinas de la fábrica para exigir a la dirección el pago de la última nómina. Meses antes, Sniace no había conseguido cumplir la ampliación de capital y tenía dificultades para cumplir el convenio con los acreedores derivados del concurso. En los tres primeros trimestres de 2019, últimas cifras disponibles, anunció unas pérdidas de 11,3 millones de euros (un incremento del 327%) aún a pesar de incrementar las ventas en un 26%. En los tres años anteriores, todos ellos con pérdidas, se acumularon cerca de 17 millones negativos. Finalmente, el 14 de febrero Sniace anuncia la liquidación. A tenor de los datos anteriores no parece que el cambio de normativa sobre la cogeneración, que entrará en vigor el 29 de febrero, sea la causa exclusiva de esta situación. Veamos ahora cómo funciona la cogeneración en Sniace.
El Folleto Informativo para la ampliación de capital del verano de 2019 explica la relación de Sniace con Cogen por la que ambos generan una cuenta de explotación conjunta de la instalación energética, cuyo resultado se comparte entre ambas compañías, situándose el rango de porcentajes que le correspondería a Sniace entre un 60% y un 80% del mismo en función del importe del beneficio generado por la actividad. Esa es la relación concreta en este caso y quizá en esos números exista alguna explicación.
Las instalaciones cogeneradoras tienen un marco estable y predecible, que asegura una rentabilidad razonable del 7,39% de su inversión (avalada por el Estado) hasta finalizar su vida útil (unos 25 años). La norma marca que todo ingreso por encima de lo estipulado como rentabilidad razonable queda fuera del límite normativo español y comunitario. De no hacer esta actualización, la rentabilidad real percibida sería superior al valor fijado por ley y eso no es compatible con la normativa. La orden que entraría en vigor el 29 de febrero trata de actualizar la prima que pagamos todos los españoles a las plantas de cogeneración.
En el último semiperiodo (2017-2019), los precios de mercado han permitido unos ingresos extra a las plantas cogeneradoras por unos 938 millones de euros, de los cuales Sniace recibió 17 millones adiciones. De hecho, en los tres primeros trimestres de 2019 los ingresos por energía le representaron el 44% del total. Cara al futuro, la orden ministerial refleja el significativo aumento del precio de mercado. Con ello, los ingresos que reciben las plantas por vender su energía en el mercado serán mayores, lo que les permitirá cubrir más costes de explotación y, en consecuencia, será necesaria menos retribución regulada para alcanzar la rentabilidad razonable establecida por ley. En concreto, serán necesarios 340 millones de euros menos.
La nueva orden también actualiza el precio estimado de coste de combustible que se emplea para calcular los costes de explotación de cada planta que deben ser retribuidos. El precio que se estaba aplicando era superior al valor real (entre un 8% y un 18%). Este segundo ajuste es otro factor que reduce la retribución. Respecto a 2019, el ajuste, usando valores reales de mercado, será de 194 millones.
Por último, la nueva orden actualiza el coste de compra de derechos de emisión de las plantas cogeneradoras, tal y como venía exigiendo el sector. Este factor prácticamente se cuadruplica. En consecuencia, se aumenta la retribución en 171 millones respecto a 2019. La actualización de la retribución no es una sorpresa. Las empresas cogeneradoras conocen el marco y se han beneficiado de él, obteniendo beneficios extra porque así lo permite la normativa que ahora critican. Ahora bien, ¿qué dice el regulador?
En el informe en el que analiza la propuesta de orden, la CNMV considera positivo que la revisión tenga en cuenta dichas desviaciones, en los precios del mercado mayorista, los derechos de emisión y otros costes de explotación. Sin embargo, cuestiona la idoneidad del cálculo empleado en el caso de las instalaciones de cogeneración cuyo combustible es el fuel. Pero no hay que olvidar que en al caso de Sniace el combustible es el gas.
Desgraciadamente el problema de Sniace es más profundo que el derivado de una orden ministerial. Todos queremos que en ese complejo fabril siga habiendo actividad productiva. Que pueda tener una nueva oportunidad como la que se desperdició en la legislatura 2007-11, en la que Sniace, con el Banco Santander como socio, fue adjudicataria de un derecho de explotación de energía eólica. O con el proyecto de una planta de Bioetanol, con una financiación de 60 millones de euros del Banco Europeo de Inversiones y sin coste alguno para las arcas públicas. Proyectos ambos que de haberse concretado hubieran supuesto una transformación radical: de una empresa básicamente química a una energética renovable.
Lamentablemente ambos proyectos fueron tirados por la borda por el gobierno del PP que vino a continuación, sin ninguna razón ni explicación. Sniace cuenta con activos valiosos en los que se han realizado importantes inversiones. Es por ello de que, a pesar de la pesadumbre actual, se puede vislumbrar un horizonte, complejo si y largo quizá, pero también prometedor.
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