Sobre la mala suerte, la 'malafollá' y el 'mal fario'
LA TIERRA DORMIDA ·
Ya es 'mala potra' que a Portilla, cuya cabeza pide la extrema izquierda, le nombraran edil de fiestas justo antes de entrar en pandemiaSecciones
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LA TIERRA DORMIDA ·
Ya es 'mala potra' que a Portilla, cuya cabeza pide la extrema izquierda, le nombraran edil de fiestas justo antes de entrar en pandemiaLos pesimistas atraen la mala suerte solo con evocar lo negativo repetidas veces. Los optimistas, por el contrario, creen que para que algo salga bien, ... hay que mostrar convicción porque, así, se cumplirán sus deseos. Los pragmáticos estiman que tener buena o mala suerte es la consecuencia de cómo pensamos y nos comportamos. Hablamos, pues, de fortunas y desventuras. Sinceramente, prefiero cruzar los dedos para tratar de evitarla, invocando así el poder de la crucifixión, aunque, a veces, -confieso- que con las manos en la espalda, como lo hacían los cristianos primitivos para absolverse de las mentiras que se veían obligados a decirles a sus perseguidores. Luego está la verbalización de la mala suerte en distintas versiones. La 'malafollá' granadina, expresión nacida cuando un herrero de Sacromonte riñó a su aprendiz, encargado de soplar las ascuas con el fuelle, porque hacía mal su tarea: «Tú, niño, tienes malafollá». Igual que tener buena o mala 'potra' -hernia umbilical-, porque quienes la sufrían decían tener molestias en los cambios de tiempo, pudiendo aventurar si habría sol o lluvia.
La mala suerte parece haber descendido sobre la gestión de la edil socialista Patricia Portilla, cuya cabeza pide injustamente la extrema izquierda, por su gestión municipal. Y que es que ya tiene 'mal fario' - cruce del latín 'maleficium' y 'nefarium'- que te nombren responsable de fiestas, juventud, servicios sociales e igualdad -donde más fácil es 'lucirse'- y entrar en pandemia unos meses después de que iniciar la legislatura. Allí donde podía haber sumado 'puntos' -fiestas patronales, cabalgatas y demás jolgorios- tuvo que poner cerrojo, ahondando aún más en la tristeza social que produjo la reclusión. Hay que ser justo: ha tenido que trabajar poniendo parches. Los problemas sociales que ha originado la enfermedad han terminado en su mayoría sobre su mesa, obligando a un sobresfuerzo y a encontrarse con muchas dificultades en la cesión de ayudas. Las personas mayores que vivieron solas aquellos infaustos meses, y la deriva psicológica de la pospandemia, ha acrecentado, por ejemplo, -más de lo habitual- la petición de ayudas domiciliarias y de las populares 'medallas', aumentando la carga de trabajo. A Portilla no le ha tocado dar buenas noticias, ni instalar bancos, ni regalar a los hosteleros -esta profesión tan 'sensible' al voto- espacio gratis. Imagino que con este panorama, y cercana La Patrona de la 'normalidad', Portilla refusará ahora aquel lema que ella misma hizo viral, 'Me la pela'. Como taurina, viendo venir la 'viruela del mono', y tras escuchar al augur Fernando Simón decir que no pasa nada, recomiendo a la concejal la recolección de romero por sus múltiples virtudes porque «si ves romero y no lo coges, del mal que te venga no te enojes» y porque con la flor del romero «sale lo malo y entra lo bueno».
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Ana del Castillo
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