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No es la Puerta de Alcalá, pero ahí está, como si fuera un monumento invisible y conmemorativo al triunfo de la nada. En los primeros días del próximo mes de junio, se cumplirán diez años del derribo de la antigua sede de la Diputación, ... en la calle Casimiro Sainz de Santander, un edificio emblemático del arquitecto Gonzalo Bringas que se sacrificó en aras del ambicioso proyecto para la nueva sede de un Gobierno de Cantabria sin complejos, obra de Rafael Moneo. La idea de centralizar la mayor parte de los departamentos dispersos por emplazamientos privados, parecía imponerse amortizable y colosal entre todos los edificios de la ciudad, a la manera en que las catedrales imponían la grandeza de su construcción para visibilizar su sagrado poder. Y hace diez años se dio el primer paso con el derribo de las 20.000 toneladas del Palacio de la Diputación que terminaron en el vertedero de Meruelo como una basura más.

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