Secciones
Servicios
Destacamos
En cualquier cafetería, en cualquier restaurante, ves a un camarero o a una camarera al borde del desfallecimiento, por culpa de estar solo atendiendo a un montón de clientes. Yo me fijo mucho en eso. Estas vacaciones de Semana Santa lo he visto en muchos ... bares y restaurantes. Camareros explotados, y clientes desatendidos. Se quedan solos ante el peligro. Pasa en otros ámbitos. Si hablamos de las administraciones o de las empresas públicas, la cosa se convierte en una masacre del sentido común y de la atención debida al contribuyente. ¿Por qué no sacan ya a todos los trabajadores de los famosos ERTE? Si yo entro en un bar y me atiende un camarero desesperado, ya no me sabe igual mi café con leche o mi menú del día. Porque la vida son proporciones y equilibrios. A mí no me gusta que me atienda gente explotada, gente al borde del colapso. Tampoco se entiende que ya no estén en funcionamiento todas las líneas de trenes que existían antes de la pandemia. Ni las líneas de autobuses. Ni las rutas aéreas. En el transporte público se pasan la vida abusando de la megafonía y recordándote que te pongas la mascarilla pero nadie te explica jamás y menos por la megafonía por qué funcionan tan pocos trenes y por qué cada vez los servicios públicos son peores. En la estación del AVE de Atocha no funciona la wi-fi y si preguntas por qué te dicen que por el coronavirus. Pero si el covid ya es historia. Al menos podrían actualizar la excusa y decirte que no funciona la wi-fi de Atocha por la guerra de Putin.
Es evidente que las administraciones públicas han usado el pretexto de la pandemia para abaratar y desmontar los servicios. Pero qué está pasando en España, que todo el mundo dimite del entusiasmo y de la fuerza del trabajo. Hay un dato escalofriante: tenemos la tasa de natalidad más baja del mundo. Somos fin de raza. A la España vaciada se añade la España infértil. Hay algo filosóficamente desalentador en los datos de natalidad. Un país sin hijos es un país que apuesta por su desaparición. Como si no pudiéramos con nuestra alma. Un país de gente cansada. Europa entera está cansada, por eso nos ha mordido Putin en la yugular. Los camareros embellecen el mundo. Los camareros felices, bien remunerados, con ganas de hablar, con ganas de escuchar, ya no existen en España. Le debo más a los camareros que a los presidentes de gobiernos y que a todos los ministros y que a todos los reyes. Un país sin camareros profesionales y bien pagados es un país sin alegría.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.